El pasado 25 de enero, Segovia despidió con nostalgia al Pull & Bear, la tienda que durante más de dos décadas transformó la forma de vestir de la ciudad. Este cierre, enmarcado en la estrategia global de Inditex para priorizar el comercio online, deja un vacío en la Calle Real y en los corazones de quienes crecieron con esta marca como estandarte de modernidad y estilo.

Cuando Pull & Bear abrió sus puertas en Segovia, hace veintitantos años, fue una revolución. Hasta entonces, la moda en la ciudad tenía un carácter muy local: prendas adquiridas en el mercado de los jueves o en boutiques tradicionales como Confecciones Diez o Germán Elías. Los más afortunados viajaban a Madrid por San Frutos para buscar las últimas tendencias en El Corte Inglés. P

ero Pull & Bear cambió todo eso. Democratizó la moda, acercando las tendencias internacionales a jóvenes que hasta entonces solo soñaban con ellas. De repente, Segovia comenzó a vestirse con colores vivos, estampados modernos y cortes desenfadados. Era imposible ir a la discoteca y no cruzarte con alguien que llevara la misma camiseta que tú; una pequeña incomodidad que se aceptaba con orgullo porque significaba formar parte de algo nuevo: una generación conectada al pulso de la moda global. Pull & Bear no solo vendía ropa; ofrecía identidad y pertenencia.

El cierre no se debe a falta de éxito comercial, ya que las tiendas seguían funcionando bien. Es parte de un plan estratégico que prioriza grandes espacios emblemáticos y el comercio electrónico. Sin embargo, para los segovianos, este adiós no es solo el cierre de una tienda; es el fin de un capítulo que marcó su juventud y modernizó su ciudad.

Hoy, mientras las persianas bajadas recuerdan su ausencia, queda el legado de lo que Pull & Bear representó: un símbolo del cambio, del acceso a la moda y del espíritu joven que vistió a toda una generación.