Este domingo tengo entrenamiento a las diez de la mañana; a las doce he quedado con unas amigas para ir a pasear; quede con mi suegra para ir a misa porque es mi cumpleaños; el domingo es el unico dia libre que tengo para ir a la piscina climatizada a practicar algo de deporte… Seguramente hoy, en la mañana del viernes muchos ya tengais pensado lo que hacer este fin de semana y concretamente este domingo. ¡Cuidado!, relojes de mano, despertadores, alarmas de movil… ¡Cambia la hora!
Ahora bien, sabemos que al retrasar la hora, el sábado podremos estar más tiempo con los amigos, estar una hora más de fiesta… pero sin olvidarnos de que el lunes a pesar de comenzar una semana marcada por la festividad de Semana Santa, es laborable durante los tres primeros días de ésta, asi que, ¡perezosos, dormilonas, atentos al reloj que puede que más de uno pierda el AVE, no llegue a coger el metropolitano ó pierda el urbano para llegar a su lugar de trabajo!.
La existencia de dos horarios diferentes, el horario de verano y otro el de invierno, que conlleva los cambios de hora, se realiza para mejorar el aprovechamiento de la luz solar, y el consiguiente ahorro de energía.
A las 03:00 de la madrugada de este domingo, el último domingo de marzo se adelantan una hora los relojes, pasando en ese momento a ser las 2:00, con lo que ese día al final tendrá solo 23 horas. Este cambio de hora durará hasta las 3h de la madrugada (hora peninsular) del domingo 24 de octubre, momento en que los relojes se retrasarán una hora.
El día 28 de marzo nos alejaremos por tanto una hora más de la hora del meridiano de Greenwich, pasaremos a GMT+2 (a 2 horas del Sol) en vez de GMT+1. Muchos relojes actuales hacen el cambio de forma automática, por ejemplo el reloj de los ordenadores nos recordará cuando lo encendamos por primera vez después de las 2.00 horas del domingo 28 de marzo, que «ha cambiado la hora según el horario de verano».
Adelantamos la hora en verano Retrasamos la hora en invierno
¿Por qué se cambia la hora?
El cambio de hora comenzó a generalizarse aunque de manera desigual a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Según estimaciones del (IDAE), Entidad Pública Empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en nuestro país, el ahorro en iluminación en el sector doméstico por el cambio de hora durante los meses que tiene efecto; es decir, desde final de marzo hasta final de octubre, puede representar un 5%. Si el consumo medio de una familia española es de 3.200 kWh., el ahorro sería de más de 6 € por hogar y más de 60 millones de euros para el conjunto de ellos.
A ello habría que sumar, procedente del sector de comercio y servicios, un ahorro del 3% (más de 6 millones de €) en concepto de reducción de consumo de aire acondicionado.
Desde la aprobación de la Novena Directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, este cambio horario se aplica con carácter indefinido. Dicha Directiva está incorporada al ordenamiento jurídico español por Real decreto 236/2002, del 1 de marzo.
La Novena Directiva de obligado cumplimiento para todos los países de la Unión Europea, establece con carácter permanente las fechas de inicio y fin del periodo, en las cuales (adelantamos el reloj 1 h. el último domingo del mes de marzo a las 2h. AM) y (retrasamos el reloj 1 h. el último domingo del mes de octubre a las 3h. AM) ambas horas en (HL) de España; lo que en (TU) se correspondería a la 1h. AM. en ambas fechas.
No obstante, cada cinco años, la Comisión debe publicar, en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas, un comunicado que incluirá el calendario de fechas de principio y fin del cambio de la hora oficial de verano-invierno para los cinco años siguientes.
Independientemente del cambio de hora, el IDAE recomienda que todos los ciudadanos contribuyamos al ahorro de energía haciendo un uso inteligente de la iluminación en nuestros hogares: seguir determinadas pautas puede permitirnos, sin renunciar al confort, ahorrar hasta 100 € al año, además de evitar emisiones contaminantes a la atmósfera.