En total, 27 profesionales, de los 1.500 equipos educativos de que dispone la ONCE, trabajan en Castilla y León para hacer efectiva la vuelta al colegio a 373 estudiantes con discapacidad visual. Esta labor se realiza online y gracias a la imaginación y creatividad que comparten profesorado, alumnos y alumnas y las familias de éstos, así como a las plataformas accesibles con las que pueden intercambiar información que permita continuar el curso como unos estudiantes más.
Desde sus domicilios, los maestros y maestras de la ONCE se han adaptado a la situación y, gracias a las nuevas tecnologías, siguen manteniendo el contacto con el alumnado ciego o con discapacidad visual grave, a la vez que lo hacen con su profesorado habitual y tutores de sus centros educativos.
Conscientes de que los estudiantes están atendidos desde sus centros, e incluso pueden llegar a tener una gran carga académica, el equipo de docentes, técnicos y educadores y educadoras de la ONCE diseña boletines de actividades con ideas, materiales y temarios accesibles, la mayoría facilitados por los servicios bibliográficos de la Organización, que mantienen estos días su actividad para dar respuesta a estas necesidades.
Además de las tareas habituales, se suman actividades lúdicas, manualidades y recetas de cocina que permiten al alumnado pasar tiempo en familia y al mismo tiempo divertirse y familiarizarse con el uso de las nuevas tecnologías. El equipo educativo específico de la ONCE se reúne cada semana para organizar el trabajo que posteriormente envían a las familias. Ponen sus ideas en común y de ahí salen los boletines de actividades. “Se trata de un buen complemento que les permite adquirir los conocimientos de sus diversas asignaturas y, en su caso, habilidades y destrezas de la vida diaria, proponiendo la implicación de los alumnos y alumnas en la cocina y la colaboración en las tareas del hogar”, asegura el delegado Territorial de la ONCE en Castilla y León, Ismael Pérez Blanco.
“A estos días de confinamiento, también hay que sacarles la parte positiva, potenciando la imaginación y creatividad de nuestros profesionales, aprovechando y aprendiendo a usar al máximo las nuevas tecnologías, compartiendo recursos y experiencias, y dando la oportunidad a las familias de aprender con sus hijos nuevas formas de afrontar las tareas diarias”, subraya.
“Las videollamadas son de una gran utilidad en estos momentos de confinamiento. De esta forma se sienten un poco más cerca de sus alumnos, profesores y familias”, concluye Ismael Pérez, antes de afirmar que es la forma de que nadie se quede atrás estos días.