Miradas a la colección Ezequiel González, en el Instituto Mariano Quintanilla. El miércoles 18 de septiembre a las 18.00 horas:
Ezequiel González reunió una colección de objetos artísticos y curiosos que, a su muerte, legó al Instituto de la ciudad. Su inclinación por el arte clásico le llevó a adquirir más de un centenar de esculturas realizadas en calamina y en mármol y doce cuadros pintados al óleo por un profesor de la Escuela de Artes y Oficios llamado Emilio Soubrier,
copias de conocidas obras griegas, romanas, renacentistas y neoclásicas.
Legó también 40.000 pesetas con la condición de que habrían de invertirse en la adquisición de obras de verdadero mérito artístico, obligación que los albaceas cumplieron traspasando el encargo al escultor segoviano, Aniceto Marinas, de gran prestigio en el panorama artístico nacional, quien ofreció una obra propia, Ninfa, y tres realizadas por discípulos suyos, Estela, de Ángel Ferrant, Fauno danzando, de Mateo Larrauri, y Ánfora, fundida en bronce por José Bueno siguiendo un diseño del propio Aniceto Marinas.
La Plaza Mayor. El lunes 16 de septiembre a las 18.00 horas:
La actual Plaza Mayor es el resultado de la integración de varios espacios en torno a la
iglesia románica de San Miguel que se alzaba en el centro. A mediados del siglo XVI se hundió la iglesia y fue reconstruida en el lugar que ocupa hoy. En los primeros años del siglo XVII, el Concejo de la ciudad, tomó el acuerdo de construir un edificio para sus reuniones y, al tiempo, ordenar el caserío a ambos lados del mismo, con la intención de llevar a cabo una gran plaza similar a otras de Castilla. El proyecto le fue encomendado a Pedro de Brizuela, el arquitecto más notable de la Segovia barroca.
La presencia de la catedral en uno de los lados, impidió que se cerrara aquella. No sería hasta el siglo XIX y principios del XX, cuando tomara la configuración que nos es dado contemplar.
La obra de Carlos Muñoz de Pablos en el Alcázar de Segovia. El martes 17 de septiembre a las 20.00 horas:
Habla el autor: Mi obra en el Alcázar de Segovia se genera a lo largo de sesenta años, desde que en 1957 llevé a cabo los dibujos preparatorios para los bocetos de las vidrieras, hasta nuestros días. A partir de ese momento, mi trabajo en el Alcázar se desarrolla de forma intermitente, siempre relacionando estas labores con los trabajos de recuperación y restauración arquitectónica que se van haciendo en cada momento en el conjunto del monumento.
Mi mayor preocupación en estas obras siempre ha sido lograr la integración armónica en el espacio existente, conformando los diferentes soportes materiales a las funciones exigidas en cada ocasión (generalmente, como se puede ver, son obras inmuebles inherentes a la arquitectura que se asienta en los perímetros de sus huecos formando parte del muro (vidrieras) y convertirlo en traslucido para colorear suavemente el espacio que iluminan.
El planteamiento para la pintura mural es totalmente distinto; la pared-soporte de la pintura es el muro de cerramiento que define el espacio de la sala de la Galera. El propósito era integrar el paramento arquitectónico por medio de la pintura, tratando de policromar el plano que forma parte del rectángulo en una estancia armónica en su perímetro, cálida y envolvente. En síntesis, estas son las premisas conceptualmente básicas que me han guiado en estos trabajos. Los contenidos, tanto en las vidrieras como
en la pintura mural, representados en estas obras son hechos históricos relacionados con el Alcázar, basados en rigurosos documentos aportados por historiadores de prestigio: D. Juan de Contreras, D. Felipe de Peñalosa, D. Mariano Grau… La iconografía que se representa en las vidrieras está seleccionada del códice de Alfonso de Cartagena (1456) que trata de la genealogía de los Reyes de Castilla, un documento extenso conservado en el archivo del Palacio Real de Madrid. Para la pintura mural he tenido como guión documental, el legajo existente en el archivo municipal de Segovia del escribano García de la Torre, transcrito por D. Mariano Grau y publicado por él en su obra “Polvo de Archivos” con el título: “Así fue coronada Isabel la Católica”. También quiero mostrar otras obras existentes en el Alcázar, no expuestas al público, que son distintas de materia, forma y función realizadas por mí.