El informe Ipsos Global Advisor sobre la felicidad, realizado en 28 países, ha determinado que España es el país más infeliz de Europa. La compañía de investigación de mercados y de opinión no solo ha determinado que somos el país más infeliz de nuestro Continente, si no que además somos el segundo del ranking mundial, aunque el 46% de los españoles afirma sentirse feliz.
Entre los 28 países encuestados, los que reconocen sentirse más felices son los australianos y los canadienses (86%), seguido por los chinos (83%) y los estadounidenses (79%). A nivel europeo, Francia y Gran Bretaña son los países que se declaran más felices. Ocho de cada diez franceses considera que es una persona feliz, al igual que el 82% de los británicos. Los menos felices son los argentinos (34%), los rusos (47%) y los españoles (46%), ocupando la penúltima posición del ranking mundial elaborado por Ipsos.
El dinero no da la felicidad a los españoles
El dinero ha solido tener un papel importante en la percepción de la felicidad. Sin embargo, según el informe de Ipsos, para los españoles el dinero no da la felicidad. Gozar de un buen estado de salud y bienestar físico (58%), los hijos (51%) y las relaciones sentimentales (48%) son los aspectos de la vida que más satisfacción generan en los españoles, que también se sienten felices con su seguridad personal (45%), y con saber que su vida tiene sentido (42%). No obstante, no todos los aspectos sobre los que se pregunta a los encuestados en España arrojan datos tan optimistas. Para casi dos de cada diez españoles un nuevo rumbo político en el país, la cantidad de tiempo o el dinero que donan a ONGs o ayudar a otras personas es lo que menos felices les hace. Asimismo, el tiempo empleado en las redes sociales (9%) y mudarse a otro país (8%) se encuentran entre las cuestiones que menos felicidad generan a los españoles.
La felicidad, a la baja en el mundo
Los niveles de felicidad han descendido en los últimos años. A nivel mundial, se sitúa 6 puntos por debajo con respecto al año 2018, disminuyendo del 70% al 64% en 2019. Asimismo, cuatro de los siete países de Europa Occidental incluidos en el ranking muestran una tendencia similar a la media mundial: el porcentaje de ciudadanos que se sienten más felices es más bajo que en 2018. En países como Bélgica, Suecia e Italia se ha producido una caída generalizada de la felicidad, en España, en concreto la bajada es del 6%. Gran Bretaña y Alemania son los únicos países occidentales europeos encuestados en los que los niveles de felicidad son más altos en 2019 que en 2018.
Además, el nivel de felicidad también ha retrocedido en la India (83% vs77%), en Sudáfrica (70% vs 59%), Corea del Sur (57% vs 54%) y Japón (60% vs 52%), mientras que se ha mantenido en países como China (85% vs 82%) y Arabia Saudí (76% vs77%).
Las redes sociales tampoco dan la felicidad
Las redes sociales, a pesar de su popularidad y la apariencia de felicidad que generan, no son en la actualidad una de las principales fuentes de bienestar emocional. Motivado por la preocupación por la privacidad y el uso de los datos personales, solo uno de cada diez (11%) afirma que redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter son su principal fuente de felicidad. Turquía (27%), Arabia Saudita (25%) e India (22%) son los únicos países en los que alrededor de una cuarta parte de los encuestados afirman que es una de sus principales fuentes de felicidad.
Por otro lado, los latinoamericanos son especialmente propensos a resaltar la satisfacción con la dirección de su vida, el bienestar de su familia y su entorno y el estado de la economía. Lo mismo ocurre con Turquía en donde casi cinco de cada diez turcos afirman que la situación económica es una de sus principales fuentes de felicidad. Los amigos son especialmente importantes en Argentina (56%) y así como la cantidad de tiempo libre disponible en Japón (31%). Tanto la libertad de expresión como el reconocimiento social son importantes en la India y Turquía, así lo aseguran casi la mitad de la población de ambos países. Además, aspectos como encontrar a alguien con quien formar una familia genera optimismo y alegría para cinco de cada diez rusos.