Castilla y León cerró el verano con un total de 33 fallecidos en la carreteras, tres menos que el pasado año, donde se registraron 30 víctimas mortales. Se trata de la segunda cifra más baja de las registradas desde 2010 y solo superada por 2017 donde los muertos en accidentes de circulación fueron 26, según informó hoy la Dirección General de Tráfico (DGT).
Las comunidades donde descendieron menos víctimas mortales respecto al verano pasado fueron Aragón y Cataluña, con siete menos cada una, seguida por Asturias, con cinco. Si embargo, el mayor aumento de fallecidos se dio en Andalucía con cinco, La Rioja, con cuatro, y Baleares con dos. Hubo además dos provincias donde no se registraron accidentes mortales, Álava y Guadalajara.
Un total de 220 personas perdieron la vida este verano en las carreteras españolas, cifra que iguala el mínimo histórico de víctimas mortales, registrado en 2014, y que supone un 15 por ciento memos de accidentes menos que en el mismo periodo de 2018, cuando se contabilizaron 260. Unos datos que pueden avanzar un “cambio de tendencia” en cuanto a siniestralidad en carretera “después de varios años de aumento”. Así lo puso de manifiesto el ministro del Interior en funciones, Fernando-Grande Marlaska, en el transcurso de la rueda de prensa en la que expuso los resultados del balance de siniestralidad vial correspondiente a este verano, que se ha saldado con un un promedio de tres fallecidos en accidentes de tráfico al día.
Grande-Marlaska señaló que julio cerró con 106 accidentes mortales en los que fallecieron 119 personas y calificó como día «fatídico» el pasado 21 de julio, cuando hubo 13 fallecidos, cuatro de ellos jóvenes que volvían de fiesta en la provincia de Salamanca. Además, advirtió de que agosto se cerró con 97 accidentes mortales y 101 muertes en carretera, el menor número de fallecidos de la serie histórica, que arranca en 1960.
Más fallecidos en agosto
Además, advirtió de que agosto se cerró con 97 accidentes mortales y 101 muertes en carretera, el menor número de fallecidos de la serie histórica, que arranca en 1960. El 1 y 12 de este mes no se produjeron accidentes mortales en vías interurbanas y ambos meses finalizaron con un 14 por ciento menos de siniestros mortales y un diez por ciento menos de accidentados ingresados en hospitales, que pasan de 941 a 850.
Por lo que respecta a las vías convencionales, la siniestralidad en ellas descendió este verano un 23 por ciento hasta situarse en 154 fallecidos, 45 menos que el año pasado y el número más bajo de la serie histórica en este tipo de carreteras.
Sin embargo, Grande-Marlaska lamentó que sigue aumentando el porcentaje de usuarios “vulnerables” fallecidos, ya que si en 2009 representaban el 30 por ciento del total, una década después han supuesto el 41 por ciento, por lo que la reducción de la siniestralidad en este colectivo es uno de los “retos pendientes” de su departamento.
Tras llamar a “no criminalizar” a los motoristas, manifestó que los usuarios de moto y bicicleta son los únicos colectivos cuya siniestralidad aumentó en esta época estival y recordó que 67 motoristas perdieron la vida este verano (siete más que el año pasado), al igual que 11 usuarios de bicicleta.
Causas de los siniestros
En cuanto a las causas de los siniestros con víctimas mortales en carretera, el 47 por ciento se dieron por salida de vía, el 19 por ciento por una colisión frontal y el 12 por ciento por alcance. El titular de Interior lamentó que 23 de los fallecidos (cinco de ellos, menores de 12 años) no llevaba puesto el cinturón y dijo que la “mitad” no habría fallecido si lo hubiera llevado, al igual ocurrió en el caso de los tres motoristas fallecidos y ocho de los 11 ciclistas que no llevaban casco.
Por lo que respecta al horario, instó a superar la creencia “interiorizada” de que los accidentes mortales se producen por la noche y entre personas jóvenes, ya que la franja horaria con mayor concentración de este tipo de siniestros es de 14.00 a 20.00 horas y el 53 por ciento de los fallecidos este verano era mayor de 45 años.
Según Grande-Marlaska, la velocidad unida al consumo de alcohol o la distracción al volante “sigue siendo un factor común en los accidentes mortales”, por lo que quiso lanzar un “mensaje claro” al sentenciar que el alcohol y el consumo de drogas son “absolutamente incompatibles” con la conducción. En este punto, hizo hincapié en el 1,1 millón de pruebas de alcoholemia realizadas este verano y en las 56.000 condenas judiciales dictadas en 2018 contra conductores que conducían bajo los efectos del alcohol.