Me da un poco vergüenza hablar hoy de recetas porque yo no llamaría a la receta de hoy receta. No requiere maña, ni fuerza, ni práctica, ni 2.000 utensilios, ni encender un horno, ni freír nada en una sartén ni nada de nada. Basta con tener a mano una batidora y saber abrir una lata de espárragos (aunque en casa preferimos los espárragos frescos, muy fáciles de cocinar e ideales para este temporada del año).

La protagonista de hoy es una curiosa y deliciosa vinagreta de fresas, perfecta para hacer estos meses con tanta fresa tan buena y tan bien de precio. Como he dicho, nosotros las comemos con espárragos pero quizás tenga más aplicaciones en, por ejemplo, ensaladas de patata o incluso pescados. Allá cada uno.

Ingredientes:

– 6 cucharadas de aceite de oliva

– 2 cucharadas de vinagre de manzana

– 8 fresas de tamaño mediano

– Una pizca de sal

– Un manojito perejil fresco picado de esos que antes te regalaban en la pescadería y que ahora hay que comprar en el supermercado.

Se ponen todos los ingredientes en la batidora hasta que esté todo bien mezcladito. Y listo. Ya está.

Aunque os parezca una combinación algo extraña, dadle una oportunidad porque, además de quedar muy vistosa por tener eso color rosa, el sabor suave que le da las fresas es buenísimo con los espárragos.

Si no tienes la idea de servirla con espárragos frescos, deja de leer. Abre una latita, escurre bien los esparragos y a comer. Si no, sigue leyendo.

Manera de preparar los espárragos frescos

Cocinar espárragos blancos frescos es mucho más fácil de lo que pueda parecer en un primer momento. Tenía la idea de que era un trabajo más complicado y farragoso, como preparar alcachofas, pero lo cierto es que no.  Aunque, lamentablemente, durante nuestra sesión esparraguil me dediqué a hablar y se me pasó hacer las fotos. Por eso, no puedo enseñaros cómo se hace  imagen por imagen pero básicamente hay que cortarles la última parte del tallo y perlarlos muy finamente, sin clavar el cuchillo más de un milímetro (a ojo, eh, a ojo), sólo quitando la primera capa de piel, deslizando el filo del cuchillo desde la parte del tallo que habéis cortado hasta justo antes de que empiece la punta. La punta no se pela, se deja tal cual, con las hojitas. Es muy fácil porque cuando cortéis la parte final del tallo veréis que el propio espárrago hace como un dibujo, similar al de un árbol o una rama cortada, con un centro más claro y una capa fina alrededor en forma de corteza algo más oscura. Esa capa finita es la que hay que quitar. Y después se ponen a cocer en una olla grande con mucha agua, sal y una pizca de azúcar, hasta que estén tiernos. Calculo que fácilmente una hora larga.

Una vez hechos, se escurre el agua y se sirven fríos o templados con:
– Mayonesa simplemente
– o con patata nueva cocida y huevo duro picado
– o con una vinagreta de aceite de oliva, vinagre, cebolleta y pepinillos picados
– o la vinagreta de fresas.

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