Según el Dr. Antonio Blanco Mercadé, después de seis meses como miembro de la Comisión Central de Deontología de la OMC, observa que en los últimos años la Deontología Médica en España ha tenido un gran impulso de modernización, gracias al buen trabajo, que se ha visto reflejado en los Congresos Nacionales de Deontología que ya están consolidados y se vienen celebrando anualmente, en la existencia de un Título de Experto en Ética Médica de gran calidad y en la edición del Manual de Ética y Deontología Médica, entre otras cosas.

 

 

También he observado que, tanto la OMC en su conjunto, como los Colegios provinciales, han de seguir potenciando y, en algunos casos, tomarse más en serio la importancia de la Deontología Profesional, que debe ser su santo y seña. Quiero señalar también la necesidad que tenemos de buscar fórmulas para que exista más representación femenina en estos ámbitos y para que se mejore el sistema de designación.

 

¿Qué tipo de casos les llegan con más frecuencia?

Más allá de alguna consulta interna, realizada por el Secretario General, en estos inicios el grueso de nuestro trabajo se está centrando en la revisión del Código Deontológico.

 

Precisamente durante el Congreso en Segovia participará en la mesa redonda final en la que se hablará de esa revisión del Código Deontológico, ¿qué nuevos aspectos contemplará principalmente este documento?

Es una tarea muy importante. Estamos trabajando en la actualización del Código con un alto grado de responsabilidad. De una parte queremos reordenar y aclarar algunos artículos. Cada uno de ellos es comentado y, en su caso, modificado. A continuación también introduciremos nuevos temas, de acuerdo con los cambios y avances que se van produciendo.

 

Los médicos, en general, son muy bien valorados por la sociedad, pero ¿considera que las situaciones en las que la deontología juega un papel importante deberían ser más conocidas por parte de los ciudadanos para un conocimiento más próximo de la Medicina?

Sin duda, todo lo que sea informar a la población general de los aspectos deontológicos de la profesión, es bueno. Quiero decir que, en mi experiencia, la inmensa mayoría de los conflictos que se dan entre médicos y pacientes guardan estrecha relación con una mala comunicación y relación interpersonal.

 

Usted lleva años vinculado a la Deontología Médica, desde el nivel más local hasta ahora el nacional, pasando por la presidencia de la Comisión de Ética y Deontología Médica del Consejo de Castilla y León; ¿en ese cambio de ‘estratos’ ha detectado diferencias y similitudes? ¿Qué papel juegan la educación y la cultura más inmediatas en la asimilación del concepto de Deontología?

En las Comisiones Deontológicas de los Colegios provinciales, la actividad se centra sobre todo en denuncias concretas que la Junta Directiva traslada para su estudio; se trata de quejas de pacientes o de familiares dirigidas a colegiados y, en menor medida, de conflictos entre colegiados. También se ha desarrollado alguna actividad formativa dirigida a los colegiados. En la instancia autonómica son muy pocos los recursos de casos que llegan a ella, después de haber sido tratados en los Colegios provinciales. Por último, en la Comisión Central se tratan asuntos más generales referidos a la actividad profesional.

 

En el V Congreso será, además, prácticamente el ponente inaugural con la conferencia ‘Dialética entre ética y deontología’, ¿conviene dejar establecidas las diferencias entre ambos conceptos desde el principio? ¿Qué implica cada palabra?

A mí me hace mucha ilusión participar en este Congreso Nacional en Segovia, un lugar tan querido, que tiene una Comisión Deontológica y un Comité de Ética Asistencial que son ejemplares.

La Deontología, sin más, se refiere a una parte de la Ética como disciplina filosófica que trata de los deberes; pero en este caso hablamos de una deontología profesional, como es la Deontología Médica, y que consiste en el estudio de los deberes y normas morales que rigen la actividad profesional de los médicos. Los médicos estamos sometidos a las leyes que son comunes a cualquier persona, como es lógico, y no cabe hablar de que la medicina sea una profesión en la que exista impunidad legal para sus miembros, aunque bien es cierto que en otros tiempos fue así y, a cambio, se exigía de los profesionales un compromiso moral muy elevado, intachable. En la actualidad, no obstante, existen una serie de obligaciones que son de un nivel de exigencia superior al de la ley, que se refieren a conductas que han de regular los propios profesionales y que se encuentran recogidas en el Código de Deontología Médica. Su incumplimiento puede ser motivo de sanción.

La Ética, al contrario de la Deontología, no es impositiva y punitiva, sino promocionable y tiene un carácter individual y autónomo, porque es la persona ―cada médico, en este caso― quien se impone deberes a sí mismo para aspirar a la excelencia. Porque la Ética no trata de lo bueno, sino de lo mejor. La Ética consiste en elegir la mejor conducta en cada caso, la que ayude más y mejor a proteger y aumentar los valores.

¿Y si hablamos de Bioética?

La Bioética es una disciplina que surge, como tal, en los años 70 del siglo XX, y que consiste en la Ética aplicada a las ciencias de la vida en general y a la Medicina en particular. Su fin consiste en tomar las mejores decisiones para proteger y aumentar valores como la salud, la curación o el alivio, la preparación técnica, la equidad, la confidencialidad, la compasión, el compañerismo, etcétera.

La Ética ayuda a saber cuál es la mejor conducta a seguir en los casos en que se presenten problemas éticos, que siempre son conflictos entre valores. En la mayor parte de centros y establecimientos de salud están los Comités de Ética Asistencial, que son pluridisciplinares y se ocupan de promover la Bioética; pero qué duda cabe de que las Comisiones de Ética y Deontología Médica ―que así se llaman―tienen que ocuparse, tanto de las funciones normativas y disciplinarias deontológicas, como de la promoción de la excelencia ética, entendiendo que las funciones y los procedimientos de trabajo en los dos casos no son iguales, pero que ambas tareas, lejos de ser opuestas o excluyentes, son complementarias y necesarias.

 

Hace un año el Colegio de Médicos de Segovia le invitó a compartir una jornada con los nuevos MIR en la que impartió una conferencia sobre Deontología, ¿Qué queda por mejorar a nivel formativo, con los médicos más jóvenes, en este asunto?

En las Facultades cada vez se imparten más estas materias de Bioética y de Deontología. Es fundamental ayudar a los médicos jóvenes a entender que lo más importante y lo más hermoso de la Medicina consiste en ayudar al semejante enfermo; que no se olviden nunca de en qué consiste la verdadera vocación y que tampoco se dejen deslumbrar por la técnica. Que en su afán por aprender aprendan que, tan importante como la ciencia, es también adquirir conocimientos y habilidades humanistas, saber comunicar bien, respetar la intimidad y la confidencialidad de las personas, ayudar en el proceso de morir ―que todos los enfermos se acaban muriendo― o aprender a resolver conflictos de valores, tan frecuentes en la actividad profesional.