Hace unos meses llegaron a España los cigarrillos electrónicos, se venden tanto en farmacias como en grandes almacenes y, sobre todo, a través de Internet.

Se anuncian como un método para dejar de fumar, o un sistema que permite a los fumadores continuar con su hábito sin molestar a las personas de alrededor, ya que dicen que pueden utilizarse en lugares en que el tabaco está prohibido, y no contener sustancias tóxicas del tabaco como alquitrán.

Como estos cigarros se definen a sí mismos como productos no sanitarios, las agencias reguladoras no se manifiestan en contra, mientras no se atribuyan propiedades especificas de productos sanitarios o medicamentos.

 

Cigarrillos electrónicos: ¿para qué?

Los cigarros electrónicos no emiten humo, sino que atomizan una sustancia que puede contener nicotina o sólo esencias como menta, vainilla, manzana, emitiendo vapor, muy similar en apariencia al humo del cigarro (en vez fumar lo llaman “vapear”).

El uso de estos cigarrillos en espacios públicos donde no esté permitido fumar está en entredicho: puede crear influencia sobre los jóvenes, o por posible confusión con el tabaco real.

No se ha demostrado que los cigarrillos electrónicos ayuden a dejar el hábito del tabaco.

No son seguros

Recientemente se está cuestionando la seguridad o inocuidad de sus componentes. La FDA analizó varias de las marcas mas vendidas, encontrando sustancias tóxicas en uno de ellos, más nicotina de la que declaraban en otros, y en gran parte de los e-cigarrillos analizados detectaron compuestos cancerígenos como nitrosaminas,

Son caros

En otro orden de cosas, los cigarrillos eléctricos cuestan caros: el dispositivo cuesta a partir de 50 euros, y luego hay que comprar las recargas, de precios entre 6 y 8 euros.

Algunas marcas : Cigtronic, Cigarclean, e-cigarette, elcigarroelectronico.com

Para dejar de fumar, hay alternativas

Los cigarrillos electrónicos no son para dejar de fumar, a pesar de lo que afirmen quienes los venden. En algunas páginas se anuncian como dispositivos recomendados por la OMS para dejar de fumar, pero la propia OMS publicó una nota desmintiéndolo.

La terapia de sustitución o reemplazo con nicotina, representada por los parches de nicotina y los chicles, es una forma de tratar la deshabituación del tabaco.

Su eficacia es relativa, pero al ser medicamentos, sabemos que han sido evaluados tanto sus efectos como su seguridad, así como su balance riesgo/beneficio.

Tanto los parches como los chicles han presentado estudios para sustentar las afirmaciones que se les permite llevar en sus etiquetas y prospectos. Sin embargo, el de los cigarrillos electrónicos es un caso diferente: no hay ningún estudio o resultados científicos que avalen su eficacia, ni su seguridad.

Hace falta regulación

Es importante que se regule el uso de estos dispositivos en espacios públicos.

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios se apoya la petición de nofumadores.org en relación a estos dispositivos, en la línea que su uso fuera incluido explícitamente en las prohibiciones contempladas por la ley, para evitar perjuicios a los no fumadores, evitar ambigüedades y acabar con la imagen del tabaco asociada a actos sociales…

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