Los huecos que hay entre las piedras del tramo medieval del acueducto de Segovia se taparán con ovillos de nailon para evitar que aniden las palomas. Esa es la solución por la que apuestan los técnicos del Ayuntamiento, con el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio, para detener la corrosión que causan los excrementos de estas aves.
El material sintético se fijará en las oquedades con resina epóxica para evitar daños en el monumento romano. Un método relativamente simple, rudimentario en su conjunto, aunque se espera que también sea práctico: «Se trata de llenar el hueco de la manera más eficaz para que la paloma no entre y que, estéticamente, no se vea desde fuera«, explica la concejala de Patrimonio Histórico, Claudia de Santos.
El sector del acueducto reconstruido en el siglo XV presenta «unos huecos enormes» entre las piedras, «y el problema» de las palomas «ya no es sólo lo que van horadando, sino las eyecciones, que son altísimamente corrosivas«, reconoce la edil. «Puede ser un problema grave y además abordarlo es complicado porque, evidentemente, no puedes poner jaulas ni llenar todo de pinchos y cables. Veremos si funciona con hilo de sedal y medidas, digamos, que no sean invasivas y sí absolutamente reversibles».
Una vez que el convenio con Bankia ya está firmado (desde el pasado lunes) para la financiación de los trabajos, presupuestados inicialmente en 30.000 euros para abordar tanto el control de la plaga de palomas como el arreglo de humedades y filtraciones, queda que la entidad «libere el dinero para proceder a la adjudicación de inmediato». No será necesario sacar el proyecto a licitación, dado que se trata de un contrato menor.
El Consistorio invitará a varias empresas a presentar sus ofertas, «lo habitual en estos casos suele ser entre tres y seis», y apostará por una de ellas con una adjudicación directa. Eso sí, todas deben ser candidatas «con la certificación suficiente para hacer esta obra», de bajo presupuesto pero también delicada, dado que supone intervenir sobre un monumento bimilenario y declarado Patrimonio de la Humanidad desde hace casi 30 años.
Aunque el sector en el que se actuará no es el original. Los arcos destruidos por los musulmanes en 1072 y recuperados en el siglo XV (1483-1489) se encuentran entre el codo de la plaza de Día Sanz y el desarenador de San Gabriel. Y aparte de concentrar el mayor problema de humedades y filtraciones por haberse utilizado una piedra menos maciza que la romana, resulta ser el más atractivo para las palomas.
La reposición medieval
«Lo más antiguo a veces es lo más sólido, lo que mejor resiste los avatares del paso del tiempo», explica a Ical el director general de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, Enrique Sáiz. Y «en el caso de las aves también es lógico» porque, «al tratarse de una reconstrucción, la forma de las piedras hace que no casen tan perfectamente como las del tramo central, por eso han quedado oquedades que son las que precisamente hacen apetecible a las aves nidificar, por las piezas que no encajan del todo tras haber sido repuestas».
Sáiz describía el proyecto como «una buena actuación» el pasado 28 de febrero, día en el que la Comisión Regional de Patrimonio le daba luz verde. Entonces explicó que también se contemplaba introducir en las oquedades algo de piedra: “A ver cómo se comporta con las que llevan allí tanto tiempo y en relación con la propia percepción del acueducto desde la distancia”, apuntó.
No habrá una certeza absoluta sobre la eficacia de la solución propuesta hasta que pase un tiempo, pero tampoco se tendrá que esperar demasiado, dado que el proceso de adjudicación no se prolongará más allá de mayo y el plazo de ejecución se prevé que oscile de dos a tres meses. En cualquier caso, Junta y Ayuntamiento han demostrado en las últimas semanas una sintonía inédita en casi una década en torno al acueducto.
«Después de muchos años hemos llegado a un consenso, aunque no ha sido siempre así», constata Claudia de Santos para, ya de paso, despejar dudas tras el comunicado que emitió el pasado jueves el Ayuntamiento, en el que pedía al resto de administraciones públicas el mismo compromiso que «demuestra» la Corporación local con el monumento romano. En realidad, aquel mensaje surgió en respuesta a otro comunicado emitido el día anterior por el Grupo Municipal Popular, en el que cuestionaba la gestión municipal de las subvenciones recibidas para su conservación.
«Cigarros en los boquetes»
El partido de la oposición en el Consistorio segoviano, aparte de subrayar que en 2012 advirtió sobre los “boquetes” del acueducto, lamentó que también se llegan a encontrar “llenos de cigarros o botes de refresco”. Denunció la ausencia de una partida específica en el presupuesto municipal anual para mantener el monumento, y criticó que la aportación de 30.000 euros de Bankia “no es proporcional con la alta contaminación visual” que considera que causará la publicidad acordada con la entidad financiera (dos carteles y cuatro lonas) durante las obras.
Al respecto, De Santos replica que “un especialista” del Ayuntamiento sube una vez al año al canal del acueducto para quitar las hierbas que puedan enraizar: “Se hace con el presupuesto ordinario y de una manera habitual, sin alharacas, simplemente comunicando a la Junta que se va a llevar a cabo esa limpieza”. Y sobre la contraprestación para Bankia por el mecenazgo, “me he encontrado con que, ahora que después de muchos años nos permiten hacer los trabajos, no teníamos dinero y lo hemos tenido que buscar”.
Y con esa financiación saldrá adelante un proyecto cuyo bajo coste económico, en este caso sin que nadie dude de ello, no guarda proporción con el notable alcance político, social y mediático de su ejecución.