El Consejo Internacional de Coordinación del Programa MaB (Man and Biosphere; Hombre y Biosfera) de la Unesco, que se celebra en París esta semana, aprobó la declaración como Reserva de la Biosfera del Real Sitio de San Ildefonso- El Espinar, en Segovia, con 35.414 hectáreas. Asimismo, también se incorporan a la red en representación de España, los espacios de Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, en Galicia, con 116.724 hectáreas; y Terres de l’Ebre en Tarragona, con 367.729 hectáreas. Asimismo, se acordó la ampliación de la Reserva de la Biosfera de Ordesa-Viñamala (Aragón), que pasa de tener una superficie de 51.396 hectáreas a 117.364.
Con las nuevas incorporaciones, España cuenta con 45 reservas de la biosfera en su territorio, el segundo país del mundo en número de reservas, reforzando su papel preeminente dentro de esta Red Mundial. Casi un nueve por ciento del territorio nacional se encuentra incluido en esta Red.
Estas declaraciones culminan un proceso de trabajo común e iniciativa social en el que la participación y la voluntad de trabajo conjunto de los ciudadanos y de las instituciones se demuestran imprescindibles, señala un comunicado. Las tres reservas incluyen 65 municipios españoles que reciben hoy un reconocimiento mundial por su compromiso con el desarrollo sostenible y con el futuro, asegurando la construcción de las bases de un desarrollo social y económico firme y duradero que garantice la conservación de la biodiversidad y los recursos naturales y de la riqueza cultural, como herencia fundamental para las generaciones futuras.
El Programa MaB es un programa científico intergubernamental, de alcance mundial, desarrollado en el seno de la Unesco, orientado a establecer unas bases científicas para la armonización de las relaciones entre población que habita un determinado lugar y el medio ambiente. Su expresión práctica son las reservas de la biosfera, que en conjunto constituyen la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, donde se experimentan modelos de desarrollo sostenible y se aplican programas de conservación de la biodiversidad adaptados a las condiciones particulares de un territorio y de su población.
Las reservas de la biosfera constituyen, de esta manera, uno de los mejores ejemplos posibles para materializar el concepto del desarrollo sostenible, además de ser motores de la economía verde, integrándose como herramientas fundamentales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas y las premisas contenidas en el documento aprobado por la comunidad mundial en la Conferencia de Río + 20.
Con este planteamiento, la esencia de una reserva de la biosfera radica en el compromiso de todos los agentes que actúan en el territorio, instituciones y ciudadanos, profesionales y organizaciones sociales. La participación por lo tanto es un componente imprescindible en la definición y desarrollo posterior en una reserva de la biosfera.