El último día de clase antes de las vacaciones no fue una despedida cualquiera en el IES Sierra de Ayllón. El centro convirtió el cierre del primer trimestre del curso en una jornada de convivencia en la que deporte, cultura y compromiso social se entrelazaron para reunir a toda la comunidad educativa en torno a un mismo objetivo: sentirse parte de un proyecto común.
La jornada, celebrada el pasado 19 de diciembre, estuvo marcada por un ambiente participativo y cercano en el que alumnado, profesorado, equipo directivo, familias y personal no docente compartieron espacios y actividades. Más allá del carácter festivo previo a la Navidad, el instituto reafirmó así su vocación como lugar de encuentro y crecimiento colectivo, fomentando el sentido de pertenencia y los hábitos de vida saludables.
Uno de los ejes centrales del día fue su dimensión social y humana. En el marco del proyecto intergeneracional del centro, se desarrolló la actividad ‘Sembradores de Estrellas’, mediante la cual el alumnado elaboró postales navideñas con mensajes de cariño destinadas a los mayores de las residencias de Ayllón y Riaza. Aunque el protocolo preventivo por el pico de gripe impidió la visita presencial y el tradicional canto de villancicos, el envío de estas felicitaciones permitió mantener vivo el vínculo afectivo con las personas mayores.
La mañana arrancó con una intensa actividad física dentro del proyecto de Escuelas Saludables. Torneos de baloncesto, ping-pong y otras disciplinas deportivas llenaron el centro de entusiasmo, poniendo el acento en el esfuerzo compartido y la superación personal más que en la competición. De forma paralela, las aulas acogieron talleres de ajedrez, juegos de mesa, dinámicas de gamificación y proyecciones cinematográficas, todas ellas orientadas a trabajar valores como el trabajo en equipo y la actitud grupal. El baile también tuvo su espacio, aportando ritmo, coordinación y alegría a la jornada.
El carácter solidario volvió a ser uno de los pilares del encuentro. La comunidad educativa recaudó fondos destinados a la infancia vulnerable, con una atención especial este año a los afectados por la reciente DANA en Valencia. Este compromiso se combinó con momentos de convivencia más distendidos, como el tradicional chocolate con churros organizado por la asociación de familias, que sirvió para combatir el frío y estrechar lazos en un ambiente ya consolidado como tradición del centro. El talento creativo del alumnado se reconoció además con la entrega de premios del concurso de postales navideñas.
El broche final llegó en un escenario improvisado en los pasillos, junto a la biblioteca y el belén del instituto. A pesar de las limitaciones de espacio, un coro formado por miembros del alumnado, profesorado, equipo directivo y personal no docente ofreció un recital instrumental y vocal cargado de emoción. Un gesto que reflejó el esfuerzo y la dedicación de quienes aprovecharon sus descansos para ensayar y regalar música a sus compañeros.












