ruta secreta del Acueducto
Img/Segoviaudaz

El selfie del Acueducto más famoso de Segovia va camino de cumplir sus primeros cinco años de historia. Sus inicios fueron controvertidos. De hecho, levantó algunas críticas aunque, a día de hoy, es uno más de la ciudad.

El ya famoso Diablillo forma parte del álbum fotográfico de los segovianos. Pero no sólo los segovianos de la capital y la provincia tienen la foto del Diablillo haciéndose un selfie con el Acueducto, también los turistas buscan captar esa imagen.

Así, la leyenda que atribuye la construcción del Acueducto al diablo, tiene sus propias pruebas fotográficas en Segovia.

La colocación de la escultura fue posible gracias a la donación de la escultura realizada por el artista, José Antonio Abella, y a la firma de un convenio entre el Ayuntamiento y el empresario segoviano José Luis Herrero para la fundición y colocación del Diablillo de la calle San Juan.

La escultura fue concebida para formar parte de la ciudad como un detalle más que enriquezca su imagen, tal como ocurre en otras ciudades europeas como en Copenhague con la Sirenita, en Bruselas con el Manneken Pis y o en Lübeck con el simpático Teufel (demonio).

La escultura representa a un diablillo que sentado sobre el muro de la calle San Juan, en la parte más alta de esta vía, usando unas tenazas sujeta el sillar de granito que completaría la obra.

El fotogénico Diablillo segoviano

En la escultura del constructor del Acueducto, el diablo no se presenta como un protagonista siniestro, sino como un simpático personaje que resulta engañado por las circunstancias y el ingenio de los habitantes de la ciudad. Su representación escultórica se aleja de las visiones aterradoras de la iconografía medieval. Es un diablo sonriente y rechoncho, muy alejado de un siniestro demonio con el que asustar a los niños.

Además, José Antonio Abella añadió un elemento de actualidad, un teléfono móvil con el que el propio diablo se está haciendo una fotografía frente a su obra, el Acueducto. Una invitación sin palabras a que los turistas hagan lo mismo junto al diablillo y un guiño que permite al escultor, al visitante y al segoviano dejar constancia de su cariño hacia la ciudad de Segovia, ya que en la cara visible del teléfono móvil figura la inscripción “I     SEGOVIA”

El Acueducto de Segovia ha prestado servicio a la ciudad hasta fechas recientes y a través de los siglos, apenas ha sufrido modificaciones. Sus 167 arcos de piedra están construidos  por sillares unidos sin argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas. Con sus 16.220 metros de longitud, 28’10 metros de altura, y casi 2000 años de vida, es posiblemente el Acueducto más espectacular y mejor conservado de todos los que hubo en el imperio romano, aunque la leyenda segoviana dice que su auténtico constructor fue el diablo.

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