Comienza julio, y con ello las rebajas de verano. Pese a que estas temporadas suelen causar alegría en la población, este año se presentan con cierta incertidumbre.
Como consecuencia de la pandemia de la COVID-19 ha desestabilizado la economía a nivel nacional e internacional. La actual crisis económica está afectando de manera considerable a los comercios españoles, en especial a los autónomos y pequeños comercios.
Debido a la inflación causada por la crisis, se estima que los precios de estas rebajas serán más elevados en comparación con años anteriores, un hecho que afecta de lleno a los consumidores.
Algunos productos, en comparación con años anteriores, han incrementado su precio en más de un 50%.
Competición entre las grandes empresas y los comercios locales
Esta inflación nombrada anteriormente está siendo un factor clave para los comercios locales. Debido a su menor capacidad de financiación, son incapaces de ofrecer unos descuentos elevados, a diferencia de las grandes empresas.
Además, estas grandes empresas comerciales ya dieron el pistoletazo de salida a la campaña de rebajas una semana antes de lo previsto. Esto obligó a los pequeños comercios a adelantar sus ofertas. Todo ello con el fin de evitar una competencia de precios durante los primeros días de rebajas.
Es fundamental tratar de apoyar en lo máximo posible a los comercios locales, que también confían en remontar una temporada nefasta causada por la crisis; pese a que su financiación sea menor y por ello no puedan ofrecer los mismos descuentos a sus clientes habituales que las grandes superficies.