La procesionaria del pino es una especie de lepidóptero defoliador, incluido en la familia Thaumetopoeidae. En sus estados larvarios se alimenta de las hojas de los pinos, que son la especie en la que más se puede ver la procesionaria. Sin embargo, también puede afectar a otras especies arbóreas como abetos y cedros.
El ciclo de desarrollo completo de este insecto pasa por cuatro fases: adulto, huevo, oruga y crisálida. En las zonas frías da comienzo antes y finaliza más tarde que en las localidades más cálidas, ralentizando el crecimiento las bajas temperaturas, por lo que el desarrollo de la oruga es más largo. Así, en la sierra segoviana ya puede verse.
En un divulgativo de la Junta de Castilla y León se explica que «las mariposas emergen del suelo en los días calurosos del verano. La hembra atrae rápidamente al macho mediante la feromona sexual y, tras aparearse, comienza la búsqueda del ramillo adecuado para realizar la puesta. Mientras, el macho buscará otra hembra con la que repetir el apareamiento. Las hembras muestran preferencia por los árboles cuyas siluetas destacan en el horizonte, por lo que normalmente son más abundantes las puestas en los árboles solitarios o en los bordes de la masa».
Además, añade, «también parecen capaces de distinguir las especies. Los huevos se colocan de forma ordenada sobre un par de acículas (hojas), formando un canutillo recubierto por las grandes escamas del abdomen de la hembra, lo que le confiere un color pajizo. Cada puesta está formada por un número de huevos que oscila entre 48 y 336. El nacimiento de las pequeñas orugas ocurre a los 30/40 días, sucediendo desde finales del mes de julio, en las zonas más frías, hasta mediados del mes de septiembre en las más cálidas. Tras la eclosión comienzan su alimentación sobre las acículas más cercanas a la puesta, causando un primer y característico daño sobre el árbol. Las orugas mantendrán un comportamiento gregario a lo largo de todo el periodo larvario».
Aparte del potencial daño a los pinos, la oruga procesionaria puede causar «daños y secuelas en caso de exposición o manipulación indebida».
El contacto con la procesionaria del pino puede producir urticaria y dermatitis. Las orugas pueden desprenderse de ciertos “pelos” con capacidad urticante y producir lesiones en los ojos, piel, mucosas, etc. Por ello, hay que tener especial cuidado si se sale de paseo con niños o con perros al monte o a un parque con pinos u otras especies que albergan la procesionaria.
El Ayuntamiento de El Espinar ha emitido un bando al respecto en el que da las siguientes recomendaciones para evitar daños:
– Retirada de todas las bolsas posibles antes de que comience la bajada de las orugas a tierra,
– Colocación de trampas anillo sobre los troncos.
– Instalación de cajas nido para aumentar la población de depredadores naturales y en general.
El consistorio espinariego recuerda a los vecinos que son los particulares los que deben actuar sobre los arboles de su propiedad. «El Ayuntamiento lo hará en los árboles en zona publica de transito de viandantes. No así en montes», señala.