Varias hojas que documentan el proceso desamortizador en España constituyen el ‘tesoro oculto’ de octubre del Archivo Histórico Provincial. Los documentos de la primera mitad del siglo XIX recogen datos estadísticos sobre la Desamortización de Mendizábal, realizada durante el reinado de Isabel II. Las piezas pueden consultarse en el Archivo, pidiendo cita previa al mismo, por la mañanas, de lunes a viernes de 9.00 a 14.30 horas y en horario de tarde, lunes y martes de 16.30 a 19.00 horas.
Tras la pausa del periodo estival, el Archivo Histórico recupera su ‘tesoro oculto’ y este mes ha escogido los registros de la Desamortización de Mendizábal. Se trata de unos documentos que recogen datos estadísticos referentes a la venta de bienes del clero secular, de mayor cuantía, así como la venta de bienes del clero regular de menor cuantía, desde 1844 a 1848, respectivamente. En ellos se especifica la procedencia del bien (cabildo, curato, capellán, iglesia, cofradía…), el municipio donde se encuentra, clase del bien (casa, huerto, bodega, panera, prados…) y el comprador del mismo. También se incluye la forma de pago, porque en las subastas se permitió adquirir el bien pudiendo pagar la mitad del precio en metálico, y la otra mitad en deuda pública del estado. Por otro lado, estos documentos recogen los datos de los compradores de bienes desamortizados que dejaron de pagar a plazos el bien adquirido, entre los años 1839 y 1848.
La gran cantidad de movimientos de compra-venta que supuso esta desamortización obligó a registrar los movimientos para conocer los bienes que estaban desamortizados, cuáles se habían comprado y la identidad de los compradores. Además, había que registrar la situación del pago de cada bien, si ya estaba completo o el comprador no había realizado el ingreso por la adquisición. Y así lo contemplan estos documentos que han llegado al Archivo Histórico de Segovia a través de la Delegación de Hacienda.
Desamortización de Mendizábal
Tras la muerte de Fernando VII, el erario público contaba con un déficit enorme, pues los gastos superaban ampliamente a los ingresos. El Gobierno tuvo que buscar nuevas fórmulas diferentes a los impuestos, y la solución fueron los procesos de desamortización, que comenzaron a desarrollarse durante todo el siglo XIX y hasta el año 1924, cuando se aprobó el Estatuto Municipal, poniendo fin al proceso.
La desamortización consistió en nacionalizar bienes para su posterior venta en subasta pública y, de esta manera, aliviar la deuda pública contraída por el Estado. El ministro de Hacienda de Isabel II, Juan Álvarez Mendizábal comenzó en 1835 desamortizando los bienes del clero regular, es decir, a los religiosos que estaban sujetos a las reglas de alguna orden religiosa, además de suprimir los monasterios de órdenes monacales de menos de doce profesos. En 1841 también se desamortizaría los bienes del clero secular de igual forma que los del regular: su nacionalización y posterior venta en subasta pública.
Las subastas de bienes desamortizados podían ser de mayor o menor cuantía. Se entendía como de mayor cuantía a las referidas a grandes terrenos, casonas o bienes con un valor monetario importante. Estos bienes de mayor cuantía se realizaban en Madrid ya que revertirían más caudal a la Hacienda. Los de menor cuantía se realizaron en sus respectivas provincias. Sin embargo, hubo excepciones ya que en Madrid se llegaron a realizar subastas de bienes, que por alguna razón, interesaba que se realizara como de mayor cuantía, y dicho expediente, aparecía registrado en Madrid.