Recuperando, paso a paso, la cotidianidad, el Colegio Claret celebró el que fue siempre el momento más emotivo en la vida de los alumnos, una vez que finalizan su etapa escolar, discurrida a lo largo de los últimos 15 años: el Acto de Graduación de una nueva promoción que sale de este centro en busca de un futuro, en el que, a partir de ahora, serán ellos los que habrán de tomar las riendas de sus decisiones.
Las especiales circunstancias, obligadas, en la organización del acto, sin presencia de los padres y con limitación de aforo para el resto de miembros de la comunidad claretiana, no restó un ápice de emotividad a los 88 protagonistas de esta cita que quedará en su recuerdo de por vida, y que, en el anterior curso, no se pudo celebrar por las restricciones de la pandemia.
Las intervenciones de todos los participantes dejaron claro que, tras lo académico y lo cuantificable, lo que queda grabado en la memoria de todos, va mucho más allá. Lo que permanece son las vivencias, los lazos establecidos, los valores, la superación de los momentos difíciles y el disfrute de los más alegres y, fundamentalmente, esa conexión entre todos que enriquece a unos y a otros.
Inmaculada Sancho, profesora del departamento de Matemáticas y Ciencias, invitó a los alumnos a que encontraran la felicidad, siendo conscientes de que lo conseguirán en la medida en que hagan felices a los demás.
Inés Monreal, en nombre de los padres, ausentes en esta oportunidad, en una emocionada intervención, repasó cómo se vive en las familias el tránsito, desde la primera vez que pisaron el colegio, hasta culminarlo con el día en que celebran la graduación de sus hijos.
En su alocución, quiso identificar las letras que configuran el nombre de esta institución educativa asignando valores y cualidades que, para estas familias, son identitarias de Claret: la C de cariño, la L lealtad, la A de amor y de aceptación, la R de respeto, la E de educación y la T de tolerancia y trabajo.
Fueron los propios alumnos los que cerraron este turno, con una mirada por el retrovisor, a sus años en el centro: Hace quince años tomamos la mejor decisión de nuestras vidas -dijeron en su inicio- para, posteriormente, repasar cada una de las etapas superadas.
Tras compartir el vídeo “Historia de una promoción”, en el que se muestra, en imágenes, su trayectoria en el Claret -desde los primeros cursos de infantil, hasta alcanzar, en el presente, la finalización del Bachillerato- se procedió a la imposición de becas e insignias.
Previamente, se quiso reconocer la labor de dos profesoras que también se despedirán en el curso que ahora acaba, Ana Rosa Tomillo y Mariví de la Cruz, que dejarán su labor educativa tras tantos años de dedicación a la enseñanza y a las que, de igual manera, se les entregaron sendas becas.
Con la interpretación del himno “Gaudeamus”, se puso fin a un acto en el que cobra más sentido que nunca el lema de Claret 20/21 ¡ARRIBA LOS CORAZONES!