La Consejería de Sanidad ultima una guía de actuación para combatir la diabetes mellitus, la cuarta patología que mayor número de muertes provoca en Castilla y León y cuyo Día Mundial se celebró el domingo, 15 de noviembre, con el objetivo de concienciar a la población de su impacto sobre la salud. A este hecho se suma que la prevalencia de esta patología está creciendo en la Comunidad por otros problemas asociados, tales como la obesidad y los hábitos de vida poco saludables, y que cerca de un 40 por ciento de la población desconoce que la padece. Tal es su incremento que muchos apuntan que podría convertirse en una verdadera epidemia del siglo XXI.
En esta actuación, la Consejería trabaja codo con codo con las sociedades castellanas y leonesas de Endocrinología y de Medicina Familiar y Comunitaria, con el fin de poner a disposición de los profesionales sanitarios y de la población en general una guía de actuaciones y de recomendaciones que reduzcan el impacto de esta dolencia y facilite la aplicación más eficaz en Castilla y León de las estrategias de atención a las personas diabéticas en el Sistema Nacional de Salud, según explicaron a Ical fuentes de este departamento.
Los objetivos de la Consejería pasan por reducir por debajo de 1,7 casos por cada 1.000 habitantes la incidencia de diabetes tipo 2, así como situar por debajo de los 0,9 casos por 1.000 habitantes los ingresos hospitalarios con diagnóstico principal de esta patología.
La diabetes mellitus o tipo 2, que es la que se puede evitar y para la que la alimentación y el ejercicio son la base de su tratamiento, se incluyó como una de las 16 enfermedades prioritarias dentro del III Plan de Salud 2008-2012 de Castilla y León, que marca las líneas prioritarias para mejorar la salud de la población, junto a otros problemas tales como el infarto agudo de miocardio, tumores malignos de tráquea, bronquios y pulmón, enfermedades cerebrovasculares, etc.
Los últimos datos arrojan cifras de más de 700 muertes en el año 2007-el último disponible- directamente vinculadas a esta causa, sin contabilizar la repercusión indirecta que supone sobre otras enfermedades, sobre todo del sistema cardiocirculatorio. Las tasas de mortalidad son superiores en mujeres que en hombres, con 0,32 y 0,23 muertes por cada 1.000 habitantes, respectivamente, aunque ambas se sitúan por debajo de la media nacional, de 0,38 y 0,28, en cada caso.
A ello se une que el 8,83 por ciento de la población de Castilla y León podría considerarse diabética, esto es unas 190.000 personas mayores de 15 años, y que los pacientes con un mal control glucémico presentan mayor riesgo de padecer complicaciones crónicas tales como infarto agudo de miocardio y accidentes cerebrovasculares y, habitualmente, sufren con mayor frecuencia retinopatía diabética, insuficiencia renal y amputaciones de los miembros inferiores.
Diagnóstico precoz
Junto a la elaboración de este catálogo de actuación, la Consejería de Sanidad viene estudiando desde el año 2000, a través de la Red Centinela Sanitaria, el impacto de la diabetes mellitus en la población, con el fin de detectarla de manera precoz, ya que entre un cinco y un diez por ciento de los nuevos diagnósticos se hace cuando el paciente cuenta con problemas asociados, como pueden ser los cardiovasculares. Es decir, llevan años conviviendo con una glucemia alterada, pero no lo saben, puesto que en sus primeros estadios es una enfermedad silenciosa. Otras personas, aunque en un porcentaje menor (sobre el dos por ciento), presentan la función renal alterada o tienen problemas oculares, según explicó a Ical el coordinador de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León, Tomás Vega.
El estudio de prevalencia maneja unos 1.800 diagnósticos nuevos en estos diez años, aunque el seguimiento real se está realizando sobre 900 pacientes, puesto que algunos han fallecido, otros han cambiado de residencia o el médico que colaboraba en el estudio ha cambiado de destino, etc. El objetivo es lograr, a lo largo de 2011, llegar a una cohorte de 1.000 pacientes en seguimiento activo, sin nuevas incorporaciones, para controlar a este grupo en el tiempo.
Además de contribuir a la detección precoz de la enfermedad, la voluntad de los 145 médicos de familia y pediatras que están inmersos en el estudio es analizar la incidencia de los nuevos diagnósticos, las características de estos pacientes (edad, complicaciones, síntomas, cómo se les detecta la patología, etc.) para conocer de la mejor manera posible el impacto de la diabetes oculta en los pacientes. También, pretenden analizar cómo se les controla en el conjunto del sistema sanitario, ver cómo evolucionan, su período de supervivencia, problemas asociados, etc.