Si te preocupa la alimentación de tus hijos, tus sobrinos, tus primos o en definitiva, tus amigos, te interesará saber en qué consiste el acuerdo al que han llegado el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas mejorar la alimentación en los centros escolares.

Este sábado se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Este día nos recuerda que es necesario acabar con el hambre en el mundo –1.000 millones de seres humanos la han padecido en 2009– aunque, en los denominados países del primer mundo, el problema es otro, aunque no menos grave: “No saber comer”.

Cada vez son más los expertos que avisan que uno de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad actual de los países del primer mundo son los hábitos alimenticios incorrectos que generan, en edades adultas, problemas como diabetes, hipertensión, enfermedades coronarias, etc. Una posible solución es introducir en el ámbito educativo la figura de la enfermera escolar que se encargará, entre otros aspectos, de inculcar hábitos alimentarios saludables entre los alumnos. Hábitos –hecho éste que está comprobado– que se adquieren durante la infancia y juventud y perduran a lo largo de toda la vida.

Los buenos hábitos alimenticios se implantan desde la infancia. Hace unos meses el Ministerio de Sanidad anunció el acuerdo que había alcanzado con las comunidades autónomas para mejorar la alimentación en los centros educativos.

El principal objetivo de ese acuerdo era reducir la obesidad y el sobrepeso entre los más jóvenes: según los datos disponibles, uno de cada cuatro niños españoles padece sobrepeso u obesidad, una patología que se ha triplicado entre los niños en los últimos veinte años.

Con el acuerdo sobre la alimentación de los escolares se pretende establecer unos criterios comunes sobre las características nutricionales de los menús por grupos de edad, su contenido energético, la frecuencia de consumo de los diferentes grupos de alimentos y el tamaño de las raciones. Además, se busca mejorar el comedor escolar, como un servicio educativo complementario en que se fomenten principios básicos de educación para la salud, higiene y buenos hábitos de alimentación desde la infancia.

 

Menús completos, variados y equilibrados

Los menús deberán suministrar aportes alimentarios en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades nutricionales de los escolares. Para conseguir estos aportes energéticos y proporcionar una alimentación variada y equilibrada, se establecen unas bases sobre las frecuencias de consumo recomendadas, por grupos de alimentos: pasta y arroz un día a la semana, legumbres de 1 a 2, igual que hortalizas y verduras (incluidas las patatas); como segundos platos, carnes y pescados (de 1 a 3 días por semana) o huevos (no más de dos veces)

De esta forma, según la Organización de Consumidores y Usuarios:

* Las raciones semanales de hortalizas y verduras deberían ser más frecuentes, consumiéndose como primer plato de 2 a 3 veces por semana.

* Las patatas no deberían estar entre las hortalizas, sino en el grupo de los alimentos ricos en hidratos de carbono: pastas, arroces…

* Faltan indicaciones para evitar en los segundos platos el exceso de frituras y el abuso de las patatas fritas como acompañamiento.

* La fruta debería ser el postre habitual. Los “otros postres” no deberían ser un sustituto de la fruta, sino un complemento. Y, si son lácteos, los mejores son la leche y el yogur natural (sin azúcar).

* Además, las raciones deben ajustarse a la edad del niño

* Una buena noticia es que se solicita que haya menús alternativos para los alumnos con intolerancias o alergias alimentarias o que se les permita llevar al colegio la comida preparada de casa.

En el documento elaborado por Sanidad y las comunidades autónomas también se aborda la oferta alimentaria existente en las máquinas expendedoras, cantinas, etc. Se establece que su oferta deberá ser coherente con las recomendaciones nutricionales para la población en edad escolar:

* Deben tener un valor energético máximo no superior a 200 kilocalorías.

* De ellas, un máximo del 35% procederá de la grasa, el 30% de los azúcares totales.

* Se limita el contenido en sal.

* No podrán incluir edulcorantes artificiales.

* No podrán contener cafeína u otras sustancias estimulantes (salvo las presentes de forma natural en el cacao).

 

Una enfermera escolar para el colegio

«En la actualidad, el papel que deberían desempeñar la enfermería escolar se está responsabilizando a los docentes y que, a pesar de todo, están realizando una gran labor para evitar hábitos insanos entre los jóvenes a su cargo», afirman desde SATSE (Sindicatos de Enfermería de Segovia)

La presencia habitual en el centro escolar de una enfermera escolar no sólo aporta la adquisición de hábitos saludables sino también en el seguimiento y control de la salud de los alumnos
. Además de pautas correctas en alimentación, su presencia habitual serviría para desarrollar entre los alumnos la higiene personal y ambiental, el reconocimiento y prevención de accidentes o, dentro de su papel de profesional sanitario, la cura de heridas, normas básicas de primeros auxilios, etc.

Todo ello sin olvidar que la creciente escolarización de niños con patologías crónicas no incapacitantes (diabetes, por ejemplo) o la presencia de alumnos con diversas intolerancias, como las alimenticias por citar alguna, hace que la enfermera escolar sea no sólo una demanda de padres, docentes y alumnos sino una necesidad para el control de las enfermedades que padecen determinados alumnos, que también tienen derecho a poder asistir al colegio con todas las garantías.

Por otro lado, el Sindicato de Enfermería recuerda que, no sólo los jóvenes, deben mantener hábitos saludables sino también, y muy especialmente, los adultos –haciendo una especial incidencia en la tercera edad– ya que un régimen de alimentación adecuado y variado para cada edad y circunstancias evitaría una excesiva frecuentación de los centros asistenciales ya que una población sana hace un uso menor de los recursos sanitarios, que hay que recordar: «son caros y limitados».

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