Castilla y León acogerá la próxima semana, entre el 19 y 20 de octubre, el V Congreso Nacional de Racionalización de Horarios bajo el lema ‘Es hora de conciliar’. Organizado por la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe) en colaboración con la Junta, alrededor de 200 expertos se reunirán en la sede del Museo de la Ciencia de Valladolid para poner sobre la mesa aspectos vinculados a la racionalización de horarios y la gestión del tiempo. Asuntos sobre cómo influye la conciliación en la competitividad, hasta el papel que deben jugar los jóvenes en este sentido, pasando por la necesidad de reflexionar sobre el ritmo de vida actual servirán para abrir un espacio de reflexión e intercambio para avanzar en las políticas de conciliación de la vida familiar, laboral y personal. La directora general de Familia, Aurora Romera, destaca la importancia que tiene para Castilla y León acoger este congreso para avanzar hacia una sociedad más equilibrada donde “el buen uso del tiempo influye en la salud y la propia felicidad”.
Entre otros aspectos el congreso pondrá de relieve la importancia de aprovechar el tiempo, ¿lo utilizamos bien?
Lamentablemente, la gestión del tiempo es una asignatura pendiente, y es más importante de lo que nos pueda parecer. Un buen uso del tiempo influye en nuestra salud y en nuestra propia felicidad. Tenemos que partir de la premisa de que debe existir un reparto equilibrado del tiempo, por propia salud mental, entre el que dedicamos al trabajo, a la familia y al espacio personal, para el ocio, salir con los amigos, ir al gimnasio…Tan importante es el tiempo libre, como el tiempo para estar con los demás y para trabajar.
¿Hasta qué punto valoramos nuestro tiempo?
Cada vez se le da mayor valor. De hecho, sobre todo las nuevas generaciones cuando van a buscar un trabajo prefieren percibir una remuneración menor y disponer de mayor tiempo libre. Además, la sociedad está cambiando. Los padres actuales son más concientes de que se ha avanzado en igualdad de oportunidades y que la mujer con la que han formado una familia, probablemente, tenga una cualificación similar a la suya o superior. Se ve mayor voluntad de participar en las tareas de responsabilidad… Pero ciertamente, sí, perdemos mucho el tiempo.
Somos el país europeo donde más horas se trabaja y las jornadas son menos productivas, ¿dónde está el fallo?
La organización del trabajo tiene que mejorar mucho; las reuniones tienen que ser eficaces; la puntualidad es fundamental; hay que planificar los encuentros para que sean eficientes; fijar una hora de inicio y otra de final para que la gente pueda gestionar bien su tiempo y avanzar en productividad. Soy partidaria de acabar con la ‘reunionitis’, de celebrar las reuniones que sean estrictamente necesarias. Muchas veces se puede solucionar un asunto con una simple llamada de teléfono. También, hay que acabar con el ‘presentismo’. Hay que ser más eficaces y saber aprovechar las ocho horas laborables, para evitar que luego se conviertan en diez. Hacer jornadas de doce horas es un gran error. No es que los demás países sean más listos; simplemente se organizan mejor. Por ejemplo, los descansos son más cortos, el tiempo para comer no llega a las dos horas…Aquí, en muchos trabajos se pierden dos horas que son fantásticas. Hay que insistir en el trabajo por objetivos y eficacia, más que en los horarios.
¿Quiere decir que es necesario un cambio cultural y del modelo de horarios que existe en España?
La verdad, no soy pesimista, creo que se está cambiando. Es complicado establecer un ‘horario ideal’, porque cada persona es un mundo y cada familia tiene unas necesidades. Además, cada trabajo tiene unas peculiaridades: No es lo mismo trabajar en una cadena de producción, que en un hospital, que ser un profesional independiente o trabajar en el sector servicios. Lo vital es incentivar la flexibilidad de los horarios. Ésta es la medida más fácil que pueden implantar las empresas. No me lo invento yo, es lo que nos han dicho. No se traduce en un gasto y es tiempo que se recupera. Se trata de abrir una horquilla para incorporarse al trabajo; fijar jornadas intensivas; intentar que un trabajador pueda compatibilizar su horario con el del colegio de sus hijos; el teletrabajo…
¿Existe compromiso de las empresas por caminar en este sentido?
Sí, estamos asistiendo a un cambio. Llevo trabajando en los asuntos de conciliación desde el año 2004. Entonces había una resistencia por parte de las empresas a implantar en las políticas de recursos humanos aspectos relacionados con la conciliación. Hoy, mi visión es distinta. Igual es la crisis, que ha dejado poco margen para incentivar a los empleados y esta es una fórmula. No lo sé, pero lo cierto es que se observa un cambio. Además, muchas empresas se han dado cuenta de que cuanto mejor están sus trabajadores, mejor es el clima laboral, la motivación es mayor, cae el absentismo…
Hasta hace muy poco siempre se hablaba de conciliación de la vida familiar y laboral. Ahora se introduce el concepto de vida personal, ¿es ésta una asignatura pendiente?
Está pendiente, pese a que es muy importante, sobre todo si se enfoca desde la introducción de la mujer al mercado laboral. Una mujer después de trabajar ocho horas, en la mayoría de los casos, dedica su tiempo restante a responsabilidades familiares o a las tareas domésticas. Esa corresponsabilidad que debería existir con la pareja con la que se decide formar una familia todavía no es una realidad. Con lo cual, lo que sucede es que la mujer tiene una sobrecarga de trabajo. No debería ser así. Hay que acabar con el tópico de ‘la mujer ha salido de casa, pero el hombre no ha entrado en ella’. Si hubiera una adecuada distribución de las tareas y las responsabilidades, se avanzaría más hacia ese equilibrio del tiempo para todos.
¿Qué papel pueden jugar, por ejemplo, los hijos?
Son parte y solución para avanzar en la conciliación. Es importante sensibilizar y educar a los niños. Deben acostumbrarse desde pequeños a participar del uso del tiempo en la familia. Tienen que ordenar sus juguetes, saber que tienen que hacer los deberes, prepararse la mochila… De lo contrario, estas tareas recaen en los padres y, por ende, repercute en su tiempo. La fórmula es tan sencilla como que cada uno se responsabilice de sus tareas. Es una fórmula muy manida que venimos utilizando a lo largo de las dos últimas legislaturas: ‘Más fácil entre todos’. Cuando este reparto del tiempo está equilibrado, todos podemos disfrutar de nuestro tiempo libre.
Castilla y León comenzó a aplicar en 2008 su estrategia propia de conciliación de la vida familiar, laboral y personal. ¿Qué balance hace de su aplicación?
Los principales retos se están logrando. Quiero recordar que las 190 medidas que se aprobaron tienen un carácter trasversal, y no sólo están vinculadas con el apartado de las políticas más ligadas al ámbito social. Creo que hemos avanzado mucho en campos que afectan a lo que es la conciliación, desde el reto de la interconexión entre administraciones que ha permitido ahorrar tiempo y traslados a los ciudadanos, hasta el de acercar servicios como sanidad a los pueblos por medio de la telemedicina.
A falta de un año para que concluya, ¿qué nuevas necesidades se han detectado?
La estrategia concluye en 2011, por lo que, de momento, en la Consejería no se ha planteado la elaboración de una nueva. Personalmente, creo que muchas de las medidas que figuran en la Agenda para la Población son innovadoras y la superan a la estrategia. Se incide mucho en el segundo hijo, pero para ello se amplían medidas como el cheque servicios; se incide en la reducción de la jornada laboral; en las guarderías de dos a tres años, etc.