Llega el verano y con ello las vacaciones. Para los más pequeños, las vacaciones son sinónimo de diversión, por lo que la idea de asistir a un campamento suele ser barajada por las familias llegadas estas fechas.
Hablamos con Víctor Herrero, técnico de Educación y Juventud de la Casa Joven de Segovia, y nos da cinco motivos por los que apuntar a nuestros hijos a un campamento de verano.
Libre elección y acompañamiento
Existen diversas posibilidades para apuntar a tu hijo a un campamento según disponibilidad y gusto. Es recomendable elegir en familia un campamento que además de adecuarse a las necesidades, sea de agrado para el menor.
Tanto si es un campamento urbano (pasar el día y volver a dormir a casa) como si es un campamento «al uso» (pasar varios días fuera de casa), debe ser una experiencia positiva y enriquecedora para el menor. Nunca debe ser una obligación, imposición o castigo.
Autonomía y crecimiento personal
La experiencia en el campamento supone sacar al niño de su rutina diaria y del entorno natural y familiar, para adentrarse en un ambiente totalmente diferente en el que vivirá entre iguales con unas normas y rutinas nuevas.
La participación en un campamento permite al menor ganar en autonomía y generar una gran confianza en sí mismo, ya que, trabajará diferentes aspectos y mejorará en la realización de pequeñas tareas básicas del hogar (recoger, vestirse, lavarse, ordenar su ropa…).
Pertenencia al grupo
Un campamento posee su propia sociedad, con sus normas, horarios y reglas que deben respetarse. En un niño es fundamental cubrir el sentimiento de pertenencia, la necesidad de sentirse dentro de un grupo, de ser arropado en un entorno diferente al familiar.
Esto le ayudará a mejorar la gestión de las emociones, ya que su día a día «le obliga» a relacionarse entre iguales, cooperar, trabajar en equipo y construir opiniones propias frente al grupo.
Aprender a través del juego
Un punto fundamental en las actividades de verano, es su objetivo educativo. Educar a través del juego en el ámbito del tiempo libre, es educar en valores. Todo lo que suceda en un campamento debe tener un fin educativo, desde la explicación de las normas del siguiente juego, a la realización de un taller de manualidades, hasta realizar una marcha andando.
Experiencias para recordar
Participar en un campamento es sinónimo de alegría, diversión y pasárselo bien. Los campamentos se realizan durante las vacaciones escolares, y ayudan a la conciliación de la vida familiar y laboral. Pero deben ser experiencias para pasarlo bien, jugar, hacer deporte, divertirse y no parar de reír.
Experiencias que, si son positivas, nuestros hijos e hijas recordarán durante mucho tiempo.