Borja Bermúdez-Cañete, productor musical de la iniciativa, y Daniel Núñez, organizador del evento, se retaban hace unos meses a conseguir un Récord Guinness. El objetivo que se marcaron fue involucrar a todas las agrupaciones musicales de Segovia para que cada una eligiese un poema de Antonio Machado y lo adaptase a su estilo; del blues al rock, pasando por el pop o el canto coral. Todo valía y todo tenía cabida en un disco que tendría que grabarse durante, al menos, 24 horas seguidas.
Poco más de 25 horas han sido necesarias para que los diecinueve grupos segovianos pudieran grabar este disco al que ya sólo le falta la masterización, la edición y publicación, a falta de enviar toda la documentación a Guinness World Records.
A las 12:30 horas de ayer, día 23 de febrero, se paraba el botón de ‘record’ y se grababan los últimos coros del disco, correspondientes a una adaptación de ‘He andado muchos caminos’. Un repetido “y no conocen la prisa ni aún en los días de fiesta. Donde ha vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca” ponía el punto y final con esta última toma.
Desde las 10:00 de la mañana del día 22 ya eran muchos los que se encontraban en el Conservatorio de Música, lugar de la grabación, y aunque el cansancio físico se evidenciaba en las caras, las ganas por cerrar de la mejor manera posible esta grabación maratoniana se imponían al agotamiento general. Daniel y Borja se feliitaban y reconocían, mientras comían un potaje que la Asociación de Cocineros había preparado para Organización, músicos y visitantes, que “no ha habido ningún momento en el que hayamos notado el cansancio de manera especial; todo ha ido bastante fluido y hemos tenido un equipo de voluntarios que nos ha ayudado muchísimo”.
En concreto cerca de un centenar de personas, entre estudiantes de la UVa y otros ciudadanos amables, que han hecho posible que esta iniciativa haya salido adelante, ejerciendo, entre otras cosas, de guías de visitantes, de registradores de tiempo y cronometradores, de técnicos de sonido y backliners, de reporteros, de operadores de cámara o de cocineros. Más de un día después, gran parte de ellos aún seguía ayudando a recoger las aulas del Conservatorio que han servido, de forma paralela a la grabación, de talleres para niños, salas de jam sessions, escenarios para monólogos o expositores de cuadros y esculturas cedidos por diferentes asociaciones y particulares. A esto hay que añadir la feria de artesanía y la feria del disco de Valladolid que también se han sumado al Récord de Machado, y que han logrado que cerca de 300 visitantes hayan vivido de cerca las diferentes sensaciones, desde el estrés hasta la satisfacción, que puede generar la consecución de un récord y la grabación de un disco.
Eso era, sobre todo, lo que se proponían Borja y Daniel cuando se retaron hace meses; que todo aquel que se acercase a la iniciativa saliese del Conservatorio consciente del esfuerzo psicológico, material y físico que supone el arte en la mayoría de sus registros. No obstante, a ‘El Récord de Machado’ aún le queda camino que andar. El récord está en pause.