La Fundación Caja Viva sigue impulsando lo nuestro: los vinos, el arte y la gastronomía. Lo hace en cada actividad y, especialmente, durante el Otoño Enológico, un brindis por los pequeños productores. El fin de semana, completo y cargado de actividades, permitió a cientos de personas disfrutar de las veladas programadas.
El sábado, Graff Wine regresó al Otoño Enológico en su edición XVI protagonizando una de las citas más creativas celebrada en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente.
El evento combinó vino, arte y experiencia sensorial donde más de cincuenta asistentes disfrutaron de una cata guiada por Remi Sanz, uno de los socios de la compañía y reconocido periodista enológico, además de un taller participativo de Caligrafitti impartido por la muralista Gela Ramoss.
Dos pases de aforo limitado a las 17 h. y las 19:15 h. ofrecieron el sábado 15 de noviembre una oportunidad única a los asistentes de esta Cata tan singular y vibrante.
Cada sesión comenzó con la apertura de las últimas botellas reservadas de Graff Rueda 2023, un verdejo criado sobre sus lías en un momento idílico: joven, fresco y con una estructura notable. Este primer vino se acompañó de un tartar de salmón elaborado por Sushicatessen, que realzó sus matices más vivos sin restar protagonismo al vino.
Entre el primer y el segundo vino, los asistentes participaron en un taller de Caligrafitti dirigido por Gela Ramoss, nominada a mejor muralista del mundo. Entre rotuladores, bocetos y consejos técnicos, los participantes exploraron la dimensión artística del proyecto, conectando con la esencia creativa que define a Graff Wine.
La experiencia continuó con Graff Rueda 2024, un verdejo de segunda añada que mantiene la identidad de la bodega, pero incorpora mayor complejidad gracias a su maduración de cuatro meses en barrica de madera y su crianza sobre lías. Para esta referencia, se sirvió un tartar de vieira, que aportó elegancia y equilibrio a la armonía.
El recorrido culminó con la última apuesta de la bodega: Graff Toro, un tinto 100% tinta de toro procedente de viñedos viejos y con crianza en barrica francesa. Potente, estructurado y carnoso, se convirtió en uno de los vinos más comentados de la jornada. Su etiqueta, diseñada por Gela Ramoss, subraya de nuevo el vínculo entre vino y arte urbano que caracteriza a la bodega. Este vino se acompañó con un tartar de atún, poniendo el broche gastronómico perfecto a esta experiencia tan emocionante.
Tradición culinaria en el restaurante El Cordero con Ángel García
Un rato más tarde, a las 21:00 horas, con un aforo de casi 60 personas, Ángel García fue el autor tanto la propuesta culinaria como de la selección de los vinos, combinando tradición y creatividad, con un recorrido por sabores de la tierra y maridajes cuidadosamente seleccionados.
Desde los aperitivos iniciales de almendras fritas con Cerveza Rivera, el menú fue creciendo en sofisticación, reflejando en cada plato la esencia de la cocina segoviana, reinterpretada con un toque contemporáneo.
La experiencia comenzó con un blanco THM Rioja, maridado con Banderillas de boquerones en vinagre con fresa y reducción de naranja.
Continuó con un Blanco Montenovo Mag. Godello, maridado con sardina ahumada en hojaldre con tomate y albahaca, y vasito de tomate picado con aceite de arbequina “Castillo de Canena”, sal, ahumado, y helado de apio, que aportaron frescura y tradición.
Siguió el tinto Fernández Gómez de maceración carbónica con una degustación de pimientos del piquillo confitados con gambas fritas y Cazuelita de oreja guisada.
El vino de Villa Mencía César Márquez acompañó una crema de otoño de faisán y setas y el carácter llegó con un Blas Serrano 2019 D.O. Ribera del Duero maridado con Trozo de rabo de toro con puré de chirivía.
Y como broche final, el moscatel Finca La Antigua marido con un tiramisú con helado de turrón.
El restaurante El Cordero, con décadas de historia en la ciudad, y su chef Ángel García se han consolidado como un referente de calidad y creatividad, convirtiéndose en protagonistas habituales de un ciclo que cada otoño llena de sabor y prestigio la agenda cultural segoviana. Iniciativas como esta, reafirman el compromiso de la Fundación Caja Rural de Segovia con la puesta en valor de la cocina local, ofreciendo experiencias singulares que fusionan gastronomía y cultura enológica.
Tradición, vanguardia y cocina de autor en el Restaurante Maracaibo
A la misma hora, el restaurante Maracaibo Casa Silvano dirigido por Óscar Hernando, se convertía en el escenario perfecto para rendir homenaje a la innovación y la elegancia con sello personal. Cada propuesta gastronómica se convirtió en un viaje sensorial que combinó tradición y modernidad, siempre con un guiño creativo que sorprendió al comensal.
La velada tuvo como protagonista a Bodegas Barbadillo, una de las casas vinícolas más emblemáticas de Sanlúcar de Barrameda, fundada en 1821 y reconocida mundialmente por su manzanilla. Un importante referente del vino español, con casi dos siglos de tradición, innovación y expansión internacional.
La noche comenzó con la frescura de una Manzanilla Nave Trinidad, maridado con unas delicadas croquetas de panceta ibérica y angula de monte. El contraste entre lo crujiente y lo salino marcó el tono de la experiencia.
A continuación, el Blanco Alba Balbaina Upanao, aportó notas cítricas y minerales acompañando una crema de judiones con algas y berberechos, un plato que reinterpretó la cocina segoviana con un toque marino.
La propuesta continuó con el espumoso Toto Barbadillo Brut Nature que realzó elegantemente las texturas de la sorprendente combinación de trucha, maíz y chiles.
Para los paladares más intensos, llegó el Tinto Quadis, un vino que aporta cuerpo y profundidad y que acompañó un arroz meloso de vaca y hierbas.
El cierre fue dulce y evocador: el sedoso Eva Cream envolvió el paladar de los asistentes con notas de frutos secos y caramelo acompañando leche con galletas, un postre que despertó la nostalgia de todos los asistentes.
La propuesta de Óscar Hernando y su equipo en Maracaibo ofreció una experiencia donde la gastronomía segoviana puede dialogar con los mejores vinos de Andalucía y otras regiones, creando un puente entre tradición y vanguardia.
La Fundación Caja Rural de Segovia consiguió, con este evento del Otoño Enológico, hacer toda una declaración de intenciones: respeto por el producto, creatividad en la presentación y un maridaje pensado para emocionar.












