Vecinos de un pueblo de Segovia
Img/Arturo Francisco Barbero-Wikipedia

Los vecinos de un pueblo de Segovia se oponen a la instalación de dos plantas de biometano en la localidad segoviana. Consideran «absolutamente desproporcionadas» las dimensiones de los proyectos en relación a las capacidades y necesidades del entorno

Por ello, los vecinos de Muñoveros se concentrarán este sábado, a partir de las 20.00 horas. Afirman que el proyecto “nos obliga a manifestar nuestro desacuerdo y preocupación por el futuro de nuestros pueblos”.

La manifestación partirá desde la Piscina Municipal y se dirigirá a la plaza de La Constitución del municipio.

Allí, leerán un manifiesto en el que expresarán que hace un año y medio tuvieron conocimiento de un proyecto para instalar una planta, cuya solicitud de Autorización Ambiental se encuentra en fase de exposición pública.

Asimismo, expresaron que hace cuatro meses se publicó otra solicitud de Autorización Ambiental para otra planta de biometano al otro lado de la carretera que pertenece ya al municipio de Turégano.

Este tipo de plantas, financiadas, en gran medida, con fondos públicos y “sin consultar a la ciudadanía afectada, son grandes instalaciones industriales contaminantes; no instalaciones verdes o de economía circular, como pretenden hacernos creer”. indicaron.

390.000 toneladas de residuos

“Solo entre las dos plantas que quieren implantar en nuestro entorno, pretenden tratar, cada año, 390.000 toneladas de residuos” como purines, estiércol, lodos de depuradora “y hasta cadáveres de animales, además de mucha paja”.

Estas industrias, destacaron, producen biometano, semejante al gas natural “por lo que puede aprovecharse para generar calor o electricidad pero que, en este caso, se inyecta directamente al gasoducto y se aprovecha lejos de donde se produce”.

“Lo que queda después de extraer el biometano se llama digerido y tendrá los mismos contaminantes que los residuos de los que se obtiene”, lamentaron.

En estas macroindustrias, “se generan miles de toneladas que pretender esparcir, más o menos procesado, como si fuera fertilizante en los campos de alrededor, aplicación que podría agravar la pérdida de suelo fértil y disminuir la productividad y la biodiversidad y contaminar nuestros alimentos y los del ganado”, señalaron.

Otras reivindicaciones

A las molestias, ruido, deterioro de infraestructuras, olores, producción de dióxido de carbono y consumo de combustible que esto ocasionaría “hay que sumar la producción de gases contaminantes durante el proceso de fabricación, y de transporte, del biometano” que, subrayaron, “van a parar a la atmósfera que respiramos y que repercute en nuestra salud”.

“A cambio de bajos o nulos impuestos y de pocos y no cualificados, dada su automatización, puestos de trabajo, se vuelven imposibles otras formas de ganarse la vida, que sí fijan población, debido a la pérdida de calidad de vida que origina la implantación de estas macroindustrias en un entorno rural”, sentenciaron.

Por ello ello, consideran que esta decisión perjudica a la ganadería y agricultura familiar y tradicional “que no pueden competir con estas grandes empresas, devalúa las viviendas y se pierde el atractivo para al turismo rural”. En definitiva, señalan, «el futuro del pueblo se convertiría en un territorio de sacrificio en beneficio de unos pocos”.


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