A sus 26 años, el segoviano Darío Serrano Puente es investigador economista en el Banco de España y se postula para comenzar este mismo año su doctorado. Ha empezado a perfilarse como una de mentes económicas jóvenes más brillantes del panorama nacional, gracias a su contribución activa en los informes que publica la institución y una excelsa producción académica e investigadora. Una voz autorizada para hablar de la crisis económica derivada de la pandemia.
En primer lugar, Darío Serrano Puente considera que ha sido “la más asimétrica” que se conoce, con un impacto muy diferente según qué tipo de empleo, tipo de contrato y nivel de renta. «Esta nueva crisis, al contrario que al inicio de la pasada, nos ha cogido en una mejor situación en términos financieros: poca deuda privada en los hogares y empresas y una posición de los bancos solvente”.
En el plano empresarial, el daño ha recaído principalmente en la hostelería, ocio y turismo, siendo “las empresas más pequeñas y las menos productivas las que más han sufrido”. En cuanto al empleo, apunta que “la evolución ha sido devastadora, con más de medio millón de empleos destruidos y el desplome de la afiliación a la Seguridad Social”, con muchos empleos que aún penden de la burbuja de los ERTE «Cuando esta burbuja explote, contemplaremos a ciencia cierta la magnitud real del impacto tan adverso de esta crisis económica sobre el trabajo”, subraya, con más impacto en los asalariados temporales, los menos formados, los más jóvenes y las mujeres.
El joven investigador es algo optimista con la salida a esta crisis debido a la “oportunidad única y sin precedentes que representan los fondos de recuperación europeos, el programa de estímulo económico con mayor potencial que jamás hayamos conocido”. Ahora bien, pide evitar el error de pensar en términos de reparto de los fondos y hacerlo “única y exclusivamente” en términos de inversión, por lo que hace un encarecido llamamiento a instituciones y autoridades de todos los niveles para que cuenten con planes de evaluación de las inversiones, detallen los objetivos específicos de cada proyecto, a quién va a ir dirigido y los potenciales retornos del mismo.
Para Darío Serrano es “impensable aprovechar bien la oportunidad que ofrecen los fondos europeos sin antes eliminar el ‘capitalismo de amiguetes’ que impregna muchas de nuestras instituciones”. Además de recordar que están sujetos a una fuerte condicionalidad, que exigirá a España contar con una estrategia de reformas estructurales y de consolidación fiscal, con reducción de deuda pública a medio y largo plazo.
“La ingente cantidad de recursos del famoso plan Next Generation, EU 72.000 millones de euros en subvenciones y 68.000 millones de euros en préstamos, casi un 12 por ciento del PIB español, ha de invertirse de manera ambiciosa y consensuada en paliar los terribles efectos económicos que la pandemia de COVID-19 está dejando en nuestra economía y en reformas estructurales de la misma que ya eran necesarias antes de la llegada de la crisis pandémica”, subraya.
Fondos que irán llegando progresivamente desde ahora hasta 2026. El 70 por ciento deberá estar comprometido, que no ejecutado, a lo largo de 2021 y 2022, mientras que el 30 por ciento restante deberá comprometerse en 2023. “Hay que centrar todos los esfuerzos, para poder así aplicar estímulos económicos urgentes a los más dañados económicamente por esta crisis”, añade.
Oportunidad y reformas estructurales
En su análisis establece que los fondos europeos proporcionan una oportunidad única para llevar a cabo políticas y reformas estructurales con alto coste político, por los efectos negativos de éstas en el corto plazo sobre ciertos colectivos, como la reestructuración de actividad económica española hacia sectores más industriales, más verdes y digitales.
Además, cree que permitirían ir compensando a ciertos colectivos que sufrirán con la retirada gradual de ayudas, como ERTEs, moratorias de impuestos, etc. “Prolongar los ERTE demasiado puede afectar a la reasignación eficiente de recursos entre empresas y sectores”, opina, ya que muchos puestos de trabajo están abocados a la destrucción, por lo que “convendría contar con planes para financiar transiciones justas de estos trabajadores y empresas entre sectores”.
Para Darío Serrano algunas claves pasan por “acelerar mediante inversiones públicas la digitalización de la población y la descarbonización de la economía, pero contar también con planes de choque para compensar a los que más van a sufrir con la transición ecológica (hogares pobres, agricultores, trabajadores y empresas de zonas donde la industria es más contaminante) y financiar la renovación de su equipamiento hacia uno más verde y más eficiente en términos energéticos y su reasignación a otros sectores más verdes.
También pone el foco en una fiscalidad más eficiente, que cumpla con los objetivos encomendados porque España es uno de los países de la OCDE cuya redistribución a través de la fiscalidad es menor, vía ingresos o vía gastos. “Existen deficiencias claras en la tributación de grandes rentas o grandes patrimonios y en la tributación de los autónomos. Hay gran margen fiscal en el plano de la imposición indirecta”, resume, al ser España es el país de la UE con menos recaudación por IVA e impuestos especiales, por “un abuso generalizado de los tipos de IVA reducidos o superreducidos”.
Hogares vulnerables y pensiones
En este sentido, para el economista, los fondos permitirían “abordar de una vez por todas un problema estructural de la economía española, anterior al COVID-19, la situación de los hogares vulnerables, unas 800.000 personas, y su exclusión de la dinámica económica.
A esos hogares vulnerables, señala, va el Ingreso Mínimo Vital, pero su “mal diseño” ha llevado a que estas prestaciones no hayan llegado a todos los hogares que deberían, ya que la mayoría de ellos ni siquiera ha pedido la prestación y, por el contrario, los que la han solicitado son aquellos a los que no estaba dirigida y a los que, por ende, se les ha denegado”.
Su propuesta es “otorgar directamente ayudas a todos los hogares españoles sin discreción para conseguir así llegar también a los más vulnerables y después recuperar ese esfuerzo fiscal vía declaración de la renta del curso siguiente”. Además, señala que el coste fiscal de la medida “no es nada descabellado, no llegaría a un 1,5 por ciento del PIB, y es mucho menor que el coste agregado que tendría para la economía dejar a estos hogares sin cubrir”.
Darío Serrano destaca que la reforma integral de las pensiones es una de las cláusulas inexorables a para recibir los fondos europeos, con el fomento de los planes de pensiones privados de empresa en lugar de planes de pensiones individuales; el aumento de la edad efectiva de jubilación, penalizar las prejubilaciones, ampliar el periodo de cálculo de la base de la pensión e incentivando una transición entre empleo y jubilación en el último tramo de la vida laboral de las personas mayores donde el cobro de la pensión sea complementario a la obtención de rentas del trabajo”.
Teletrabajo en Fuentepelayo
Las circunstancias derivadas de la pandemia motivaron que Darío Serrano cambiara las vistas a la Cibeles, desde su oficina del Banco de España en el madrileño Paseo de la Castellana, por las vistas a los campos de castilla desde su vivienda familiar en Fuentepelayo. Más que orgulloso de su pueblo, valora las ventajas que le ofrece ahora el teletrabajo. “Además de poder trabajar en lo que me apasiona, puedo mantener una vida más plena, conviviendo diariamente con mi gente y disfrutando de mi tierra, la Tierra de Pinares, un lugar único”, resume.
Siempre tuvo claro que quería ser investigador en economía. Se graduó en economía por la UAM en 2016, como mejor estudiante de su promoción y trabajó como consultor económico para grandes entidades financieras españolas. Su afán por seguir formándose en la ciencia económica le llevó a mudarse a Mannheim (Alemania), donde hace dos años se graduó como Máster Científico en Investigación Económica, con la calificación máxima en la tesis que realizó sobre la imposición óptima por IRPF en España, que publicó en el Banco de España.
Volvió a establecerse en España, fichado por el sector privado pero, tras un proceso de selección con centenares de brillantes candidatos, ingresó como economista investigador en el Banco de España.