La asociación con Mobilize une su saber hacer al de otros actores como la start-up Green-Vision, situada en Etampes, cerca de París, para reutilizar baterías usadas de los vehículos eléctricos Renault, las cuales, tras diez años de buenos servicios prestados, se destinan a un nuevo uso, informa Ical.
Ya no pueden propulsar el vehículo pero pueden utilizarse para otras muchas tareas. Empiezan entonces una nueva vida ya que aún poseen una capacidad más que suficiente para una reconversión de calidad.
Estas nuevas vidas son variadas. Por ejemplo, las baterías pueden alimentar vehículos de dos ruedas: bicicletas eléctricas, motocicletas de reparto de pizzas e incluso alguna moto que ha batido récords de velocidad. Todo es posible con las baterías con segunda vida, incluido un alto rendimiento.
Otro ejemplo es el foodtruck Master Z.E., una unidad de restauración móvil cero emisiones, tanto para el motor como para la cocina. La alta potencia eléctrica necesaria para la plancha, las mesas refrigeradas, las tostadoras y freidoras es suministrada por baterías de segunda vida y paneles solares. Ya no hace falta conectarse a una toma eléctrica ni a un grupo electrógeno ruidoso para garantizar un servicio ininterrumpido.
Las baterías de segunda vida pueden también ser útiles para el transporte de productos farmacéuticos como las vacunas, para los que la temperatura de almacenamiento ha de ser totalmente estable y controlada. Cuando el conductor apaga el motor del vehículo para realizar la entrega, se corta la producción de frío. En este caso, las baterías de segunda vida siguen suministrando la energía necesaria para no alterar la cadena de frío ni siquiera con el motor apagado.