El traje de ‘Zorra’ o ‘Zarragón’ de la localidad segoviana de Veganzones es la ‘pieza desconocida del mes’ que el Museo de Segovia ha elegido en los meses de septiembre y octubre para promover el conocimiento de aquellos objetos singulares y desconocidos que no están en la colección permanente del Museo . Se trata de la vestimenta que porta uno de los personajes que participan en el desarrollo de los paloteos y otras danzas procesionales, declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco en 2003. Está datado entre finales del siglo XVIII y principios del XIX y elaborado artesanalmente con lanas teñidas y forro de algodón con botones metálicos y de pasta.
Este ejemplar, conservado en la colección textil del Museo de Segovia, fue trasladado desde la iglesia de localidad de Veganzones en 1986, cuando se constató su propiedad comunal y su uso social por parte de distintas generaciones de danzantes. En la obra ‘Danzas de paloteos rituales del Corpus y libros de Cofradía en Veganzones’ (2007) de Marciano Cuesta, se reflejan distintas notas relativas a la evolución histórica de este particular conjunto: “un vestido para el Zarragón de los danzantes compuesto de varios colores y retazos y consta de chupa, calzones y un morral o talego”.
El traje está confeccionado con lanas teñidas en colores rojos, verdes, azules y amarillos, que forman un damero a base de piezas triangulares. La chaqueta de hechura es de corte recto con un largo de 56 centímetros y un contorno de 98 centímetros y presenta mangas de dos hojas de 50 centímetros, cuello a la caja y ribete alrededor, además de cinco botones en el delantero y forro de algodón de color natural. La parte inferior es un calzón ‘de trampa’, que alcanza la altura de las rodillas con un largo de 67 centímetros, con la botonadura propia de este tipo de pantalones, sin bragueta, que se cierra primero desde atrás para abotonar después la pieza delantera. La cintura del calzón mide 80 centímetros y el tiro, 35.
Danzantes o “diablos”
El ‘Zorra’ es un personaje diseminado por toda España y en cada lugar presenta distintas caracterizaciones y apariencias en relación a las funciones desempeñadas (director de la danza, danzante o figura grotesca que acompaña a los danzantes). Según recoge Julio Caro Baroja en su obra ‘Del viejo folklore castellano’ (1984), se trata de “figuras ridículas de enmascarados que acostumbran ir detrás de las fiestas, procesiones o mascaradas para detener y espantar la canalla enfadosa de muchachos que en semejantes fiestas inquietan y enfadan, y así, para horror de estos, las visten en hábitos y figura de diablo”.
En este mismo libro, en referencia a Segovia, Caro cita el trabajo de José María Vergara ‘Derecho consuetudinario y economía popular de la provincia de Segovia’ (1909), en el que define al ‘Zarragón’, en algunos pueblos de la provincia, como “el que dirige a los botargas durante la función en que intervienen, y tiene obligación de enseñar a los danzantes, por lo que le abona el Ayuntamiento quince pesetas al año”.