El CD Balonmano Nava camina con paso firme, como institución, hacia la leyenda del deporte provincial y como equipo hacia la élite nacional. Arropado por la que puede considerarse, sin ningún rubor, como la mejor afición deportiva de Segovia, el Viveros Herol Balonmano Nava está realizando una extraordinaria temporada en la División de Honor Plata en la que, a falta de cuatro partidos para concluir la liga regular, ocupa la sexta posición que le otorga plaza de play off de ascenso a liga Asobal.

Visitaba este sábado el vetusto y poco apropiado polideportivo de Nava de la Asunción un conjunto mítico del balonmano patrio: El Bidasoa Irun. Los guipuzcoanos, construidos para ascender y mantenerse en la élite han grabado a fuego en la historia una filosofía y arraigo  popular en su zona de influencia equiparable a la de Nava, solo que con muchos más habitantes y respaldo económico. Y jugadores extranjeros, incluso.

Pero en deportes de sala al final el que manda es el 40×20. Y ahí, donde el sudor y el esfuerzo suelen llevar al éxito, el Balonmano Nava es multimillonario. La lucha, desigual en lo presupuestario, se antojaba feroz por la paridad en la clasificación puesto que los naveros, que ya vencieron en Irún por 4 goles en la primera vuelta, habían alcanzado y superado a los guipuzcuanos en la tabla el fin de semana pasado. Los guerreros naveros, que así son comúnmente conocidos, pelearon como titanes los sesenta minutos ante un conjunto con más envergadura en sus laterales, más calidad (teórica) en la elaboración y una agresividad que roza la violencia en defensa. Pero esto, ante el balonmano Nava, en su feudo, no es sinónimo de nada. El reparto de puntos con el empate a 22 satisfizo a todos e incluso podría considerarse justo, pero dejó el regusto amargo del que comprueba que al pequeño, al modesto, no se le arbitra igual que al poderoso. Es un peaje que hay que pagar, dicen en Nava.

Comenzó el choque con una equipo local espoleado por las más de 900 personas que refleja el acta que acudieron como  público y que abarrotaron el polideportivo en una de esas tardes con aroma de dos orejas y rabo. Las primeras distancias en el marcador fueron locales amparadas en los que, a la postre, fueron los protagonistas del partido por el bando segoviano: el capitán Carlos Villagrán y el portero David de Diego. Los tantos del primero y las paradas del segundo ( hasta 11 en el primer período) pusieron en franquía a los locales con una distancia que llegó a alcanzar los 5 goles con el 8-3 bien avanzado el primer acto y que concluyó con un apretado 11-10 después de que los irundarras activaran su defensa hasta el límite del reglamento y anularan el poderío ofensivo del lateral internacional David Fernández que, negado cara al gol, supo al menos ayudar en la distribución y encontrar compañeros en buena disposición para anotar. Al descanso el 11-10 no reflejaba la superioridad navera y auspiciaba lo que confirmaron los segundos 30 minutos. La cuestión no era vencer, sino sobrevivir.

La segunda manga mostró a un Bidasoa más contundente y efectivo con el resguardo atrás de la portería, poco efectiva en la primera mitad pero que en la segunda dificultó extraordinariamente las aviesas intenciones naveras. Los golpes y contragolpes de unos y otros se sucedieron y tomaron el protagonismo los primeros espadas: Amer Zildjic por los vascos mostró talento y provocación a partes iguales y junto con Iago Muiña martillearon la portería de un menos acertado David de Diego que guardó las intervenciones más resolutivas del período para los instantes finales, cuando asoman los héroes.

Puede que la clave del partido fuera la defensa 5-1 del equipo local o las variantes ofensivas ante el ostracismo al que sometieron los rivales a David Fernández. Puede que fuera, sin embargo que, en las peores, el conjunto local nunca bajó los brazos y cuando parecía que los puntos podían irse al Pais vasco, el coraje y el tesón abrazaran el punto que pudieron ser dos si en una última y controvertida decisión arbitral hubieran concedido un gol a Fernández que convirtieron los colegiados en un golpe franco con el tiempo ya cumplido. El protagonismo de los árbitros en la retirada desmereció ciertamente un empate ante una potencia como Bidasoa que, aunque no demostró control en muchos momentos, está llamada a pelear por ascender.

En la rueda de prensa, el entrenador local Álvaro Senovilla alabó a los suyos asegurando que: «la gente a veces no valora lo que hacemos, todo el mundo se queda como pensando que no hemos podido vencer al Bidasoa pero ganarles es muy complicado…  estamos hablando de un equipo profesional que entrena todos los días, que ha construído su plantilla para ascender y que además ha fichado tres jugadores a mitad de temporada para reforzar aún más su equipo» Senovilla, además, alabó el trabajo de sus jugadores y consideró que la fuerza del equipo está en el conjunto: «Nuestra principal arma es el juego colectivo que engloba las posibilidades de que cualquier jugador pueda atacar o defender para el grupo»

Por su parte, el mítico ex-jugador Fernando Bolea, actual entrenador de Bidasoa reconoció los méritos del rival y catalogó el resultado como «justo». Consideró Bolea que tanto su equipo como el Balonmano Nava «pueden perfectamente jugar el play off » y se aventuró a vaticinar que los cuatro clasificados para la fase de ascenso serán, aparte de ellos y Nava, Go Fit de Santander y Atlético Valladolid. Los resultados de la jornada parece que pueden refrendar las palabras de Bolea puesto que la derrota de Alcobendas aprieta la clasificación y deja a los naveros  y a los irundarras a tan solo dos puntos del quinto puesto.

Las tablas finales dejaron en el aire la cuestión sobre cuál de los dos había sido mejor. Puede que no importe, lo único que quedó claro es que ambos conjuntos tienen empaque para pelear por ascender a División de Honor. Para los vascos será cumplir con su obligación, para los naveros un sueño del que no querrán despertar.

Foto: jugadores del Viveros Herol Balonmano Nava al finalizar el partido ante el Bidasoa Irún/segoviaudaz.es