La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha asegurado que el verano que se vivirá en Castilla y León será “normal”, con temperaturas altas en general, posibilidad de que se produzcan algunas tormentas y un índice de precipitaciones habitual para la época del año que acaba de comenzar. Se deja así atrás una primavera que en la Comunidad que ha venido marcada por temperaturas máximas por debajo de lo normal y, sobre todo, un elevadísimo índice de precipitaciones, con el segundo valor de días lluviosos -48 días- más alto de los últimos cien años, tan solo por detrás del registrado en 1946.
Las primeras previsiones para el verano que acaba de comenzar apuntan a que Castilla y León vivirá unos meses “normales”, con un principio del mes de julio que no se descarta que pueda ser algo más lluvioso de lo habitual. Sin embargo, el delegado de la Aemet en Castilla y León, Juan Pablo Álvarez, estimó que tanto las temperaturas como las precipitaciones serán las normales para esta época del año.
Ello se traduce en termómetros con temperaturas cálidas que en ocasiones podrán generar tormentas, en ocasiones secas ante lo que se advierte del peligro de los rayos, y algunas precipitaciones. Lo que sí parece es que el mes de septiembre será algo más lluvioso de lo habitual
Las intensas precipitaciones fueron una de las principales características climatológicas de la primavera. Fundamentalmente las borrascas que atravesaron el territorio autonómico durante el mes de marzo permitieron dejar atrás un déficit hídrico del 50 por ciento como consecuencia de la sequía del año pasado, para hablar ahora de un superávit de precipitaciones en los pantanos de Castilla y León.
La pluviometría de la primavera en Castilla y León deja un balance positivo de precipitación en torno al 80 por ciento por encima de su promedio, lo que permite calificar la primavera como “muy húmeda o extremadamente húmeda”, ya que la mayor parte de las estaciones meteorológicas contabilizaron precipitaciones de entre 233 y 336 litros por metro cuadrado.
Además de por lluvioso, marzo se caracterizó por el alto número de días de nieve, con hasta 15 días en las zonas del norte montañoso, el dato más alto desde la década de los años 70. Además, en los observatorios de Soria, Segovia y Soria, con 18, diez y ocho días respectivamente, se alcanzó un máximo histórico en lo que a días con nieve se refiere.
Otros datos que marcaron el mes de marzo fuero que resultó un mes muy ventoso, con el mayor recorrido mensual del viento de los últimos 50 años; y el registro de presión atmosférica del día 1 fue el valor más bajo registrado en el mes de marzo en muchos observatorios, además de que el más bajo anual de la historia en la estación de Burgos Villafría.
En lo que a las temperaturas se refiere, la primavera fue “normal” o ligeramente inferior, con una anomalía negativa de en torno a dos décimas sobre el promedio de las últimas tres décadas (1981-2010). Sin embargo, en zonas del sur y del suroeste os registros llegaron a estar por muy debajo de lo normal, con un ambiente muy frío, mientras que en el vale del Ebro y en el valle de Mena fueron cálidas.