En la provincia de Segovia, donde cada septiembre miles de alumnos dan el salto de Primaria a Secundaria, cada vez más padres comparten la misma inquietud: el primer móvil llega demasiado pronto. Mientras a nivel nacional crece un movimiento para retrasar la entrega del smartphone hasta los 16 años, en Segovia solo once familias han firmado este compromiso, según los datos recopilados por la plataforma Adolescencia Libre de Móviles (ALM).

El contraste es evidente con otras provincias de Castilla y León como Burgos (495 pactos) o Valladolid (432), donde el debate sobre la exposición temprana a pantallas ha calado con más fuerza.

La ‘bomba’ que llega en la ESO

La escena se repite: un niño termina Primaria, entra en Secundaria y recibe su primer móvil como si fuera un paso natural —o inevitable—. En muchos casos, incluso llega antes, como regalo de Comunión a los nueve años.
Las familias reconocen que la mayor presión no viene de la necesidad, sino del miedo al aislamiento: que su hijo sea el único sin WhatsApp, sin grupo de clase o sin acceso a las comunicaciones del grupo.

Expertos y estudios coinciden en lo mismo: cuanto más tarde, mejor. La sobreexposición a pantallas en edades de desarrollo puede generar problemas de atención, sueño, rendimiento académico y maduración emocional, pero la realidad social empuja en la dirección contraria.

España suma 14.700 pactos; Segovia, solo once

El movimiento ALM nació a finales de 2023 en Barcelona con un objetivo sencillo: que las familias acuerden no entregar un móvil con acceso a internet antes de los 16 años.
En España ya se han adherido 14.738 familias de 3.206 centros educativos, pero Segovia sigue a la cola, con solo una decena de pactos registrados.

En Castilla y León, los centros con más apoyos se encuentran en Valladolid y Burgos. A nivel nacional, los colegios que lideran el ranking son Santa Joaquina de Vedruna (Madrid), CEU San Pablo Sanchinarro (Madrid) y Escuela 2 (Valencia).

Riesgos crecientes: ciberbullying, contenido sexual y acceso sin filtros

La plataforma alerta de lo que considera el verdadero riesgo: la “bomba” del acceso ilimitado. Entre los problemas más frecuentes detectados por ALM se encuentran el contenido sexual explícito, el ciberacoso, el grooming, la publicidad agresiva, los juegos de azar, la exposición a violencia, la falta de privacidad o la interacción con desconocidos.

Además, las pantallas están cada vez más presentes en la escuela. El uso de pizarras interactivas, tabletas y actividades digitales suma horas de exposición diaria, al margen de lo que ocurre fuera del aula.

“La clave es que toda la clase vaya a una”: el miedo a ser el “rarito” sin móvil

Una de las portavoces del movimiento en la Comunidad, Noelia Muelas, insiste en que la presión social es determinante.
“La única forma de evitar que un niño sea el rarito por no tener móvil es que casi todas las familias de su clase pacten retrasarlo”, explica.
Aun así, recuerda que ALM no es un movimiento “antitecnología” y defiende el uso educativo de la informática o la robótica. Lo que piden son límites claros y una regulación más efectiva.

Unicef ya advertía: el primer móvil llega a los 11 años en Castilla y León

El informe de Unicef Impacto de la tecnología en la adolescencia en Castilla y León reveló en 2021 que los menores de la Comunidad tenían su primer móvil a los 11 años, y que muchas familias no supervisan su uso.
Entre los datos más alarmantes: Cuatro de cada 10 adolescentes habían recibido mensajes sexuales; ell 18% quedó en persona con desconocidos contactados online, solo el 32% decía tener normas claras sobre internet y pantallas.