La activista y Premio Nobel de la Paz en 2003, Shirin Ebadi ha emplazado a los gobiernos europeos a “mostrar de una vez por todas” su rechazo a los dictadores del “gobierno genocida de Irán” prohibiendo que ingresen sus fortunas en bancos europeos o eliminando la posibilidad de que entren en sus países. Rechazando la intervención militar extranjera en Irán, la abogada iraní abogó por debilitar poco a poco la fuerza de los dictadores que han violado los derechos humanos a través de sanciones políticas que, por ejemplo, les prohiba viajar libremente por el continente europeo.

Durante una conversación con la periodista Rosa Mª Calaf enmarcada en el III Encuentro con Mujeres que Transforman el Mundo de Segovia, la activista manifestó la necesidad del apoyo de la Comunidad Europea Internacional para limitar “el mundo de los dictadores y para que sepan que no tienen lugar el mundo”. Ebadi solicitó la ayuda internacional a través de acciones políticas que puedan limitar los poderes de los gobernantes iraníes a los que criticó por su censura, manipulación y ataque contra los derechos humanos. “Hay que ser veraces, si decimos algo hay que actuar”.

Exiliada de su país donde su bufete de abogados fue asaltado por el régimen dictatorial, Shirin Ebadi remarcó el carácter pacífico de la sociedad iraní y aseguró que “la gente quiere estar tranquila y no quieren situaciones que creen tensiones internacionales”. Por este motivo explicó que, en contra de lo que hacer creer el gobierno al que denunció por manipular encuestas, la sociedad está en contra del uso del uranio en Irán y solo piensan “en vivir su vida”. Para la Premio de la ONU por su contribución a los Objetivos del Milenio, “estas situaciones se resolverán cuando la gente llegue al poder”.

Mientras lamentó la imagen ofrecida a través de los medios de comunicación de una sociedad tradicional y radical y que según señaló, solo pertenece a una minoría , Ebadi denunció en Segovia la presión y la violencia ejercida desde el gobierno a los movimientos feministas. En su opinión, unas nuevas elecciones no solucionarán el problema de Irán que pena con cárcel estas manifestaciones por considerarlas un “ataque de seguridad al Estado”. De hecho, son una treintena de mujeres la encarceladas por esta razón y otros tantos los jóvenes que apoyándolas acabaron también en prisión.

“Los hombres saben que el éxito del movimiento femenino es la antesala de una sociedad democrática”, aseveró Ebadi para explicar que cualquier cambio en el país tiene que ser creado por el propio pueblo y no por un gobierno que desde 1979 aprobó leyes en contra de la mujer excluyendo el acceso a puestos de trabajo, incluso a las universitarias que representan un 60 por ciento del total de los estudiantes.

Insistiendo en que se puede ser musulmana y feminista, Shirin Ebadi no quiso achacar a la religión las desigualdades sexuales entre hombres y mujeres porque, como explicó, todas las religiones tienen diferentes interpretaciones y miradas. Para ello puso el ejemplo de países como Indonesia o Pakistán donde desde hace años las féminas pueden acceder a puestos políticos llegando a la presidencia de gobiernos. En este sentido, la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz incidió en todo momento en la necesidad de “luchar por recuperar las libertades perdidas”.

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