El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León nombró, en el día de ayer, Bienes de Interés Cultural a dos espacios de Segovia. Se trata de dos enclaves situados en lugares emblemáticos de Segovia.
La Casa del Crimen
La Casa Palacio de los Ayala Berganza, también conocida como «Casa del Crimen», está situada en las calles Carreta y Escultor Marinas en el Barrio de San Millán, dentro del recinto murado de la ciudad de Segovia.
El inmueble está ligado al florecimiento y auge de la industria de la lana durante el siglo XV en Segovia. La familia Ayala Berganza construyó su palacio a finales del siglo XV, siguiendo la tipología de casa gótica con elementos platerescos.
En 1687, fallece Antonio de Ayala y, tras ello, la casa fue pasando por distintas manos, hasta que fue comprada por un comerciante francés, que fue asesinado en esa casa, de ahí que se conozca como «La Casa del Crimen».
La Casa Palacio de los Ayala Berganza, por su disposición, tratamiento y estilo, es un inmueble de alto valor patrimonial dentro de la arquitectura civil segoviana. Y ahora también, Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
El Molino de los Señores
Para empezar, el Molino de los Señores está ubicado a orillas del río Eresma, en el Barrio de Zamarramala de Segovia, cerca del Santuario de la Fuencisla.
Se trata del primer edificio civil para uso industrial de Segovia. Así se recoge en un documento de 1136 conservado en el archivo de la Catedral.
El uso que el agua ha tenido en la tecnología tradicional explica la ubicación de estos ingenios junto al curso de los principales ríos, arroyos y manantiales. En el caso de Segovia, el río Eresma es el hilo conductor que enlaza los restos del importante patrimonio hidráulico de la ciudad y constituye un auténtico documento histórico que permite conocer los modos de vida y la actividad económica de los segovianos.
En este contexto, el Molino de los Señores sobre el Eresma se configura como una importante manifestación del patrimonio industrial relacionada con el agua como fuente de energía.
Pero, una vez perdida su función, el conjunto ha sufrido un proceso de abandono y deterioro desde mediados del siglo pasado, y en la actualidad ha sido objeto de un proceso de rehabilitación.