El Sindicato de Enfermería, SATSE, en Castilla y León exige que el próximo curso escolar haya una enfermera en cada centro educativo de la Comunidad, de modo que se garantice la atención a los escolares con patologías crónicas y la seguridad de los mismos ante el Covid-19.
SATSE afirma que las enfermeras son los profesionales que cuentan con las competencias legales y la formación precisa para la asistencia sanitaria y hacer educación para la salud, por lo que se muestra en contra de que otros colectivos profesionales que no tienen competencias sanitarias asuman las que son propias de la profesión enfermera.
Las enfermeras son quienes deben llevar a cabo la prevención del Covid-19 en los colegios de la Comunidad, de modo que se puedan detectar síntomas del mismo de manera precoz en los escolares y así evitar contagios masivos en los colegios e institutos.
Asimismo, SATSE demanda la elaboración de protocolos entre las consejerías de Sanidad y Educación que fomenten y garanticen la seguridad y la protección de los niños y docentes en el ámbito escolar y eviten los riesgos de contagio en ellos, y este Sindicato asevera que de ninguna manera, esta protección puede pasar porque no sean sanitarios quienes elaboran dichos protocolos.
Los profesionales de Enfermería son quienes cuentan con las competencias profesionales para hacer el seguimiento de los escolares con patologías crónicas, así como la prevención frente al Covid-19 porque detectarían síntomas de forma precoz evitando contagios masivos.
SATSE también advierte de que los docentes no pueden asumir competencias que legalmente no tienen y que corresponden a los sanitarios, como la administración de medicación o la promoción de la salud.
SATSE Castilla y León sigue insistiendo, y así se lo ha trasladado a las autoridades educativas, que quienes cuentan con las competencias legales y la formación adecuada para garantizar la salud de los niños en los centros escolares son los profesionales de Enfermería. La enfermera en los equipos docentes ayudaría a normalizar la vida de escolares con enfermedades crónicas, pero también potenciaría los hábitos de vida saludables en el alumnado porque esas son dos de sus competencias profesionales.