En apenas dos minutos, los novillos de Yerbabuena recorrieron las calles de la villa protagonizando buenas carreras con los mozos.
El quinto y último encierro de las fiestas de Cuéllar fue limpio, vibrante y muy rápido con los novillos de Yerbabuena. Un encierro en el que disfrutaron los caballistas con un traslado de las reses por el campo sin incidentes y un descenso impecable por ‘El Embudo’. El trepidante ritmo de los seis novillos por las calles de la villa propiciaron el lucimiento de los corredores.
Cuéllar despidió el ciclo de los encierros de este año con un cita impecable, “un encierro extraordinario”, señaló el alcalde de la villa, Jesús García. Los seis novillos de Yerbabuena salieron rápidos y hermanados de los corrales del río Cega.
Los caballistas les llevaron controlados durante todo el recorrido por los pinares, “parando en los descansaderos que más o menos están previstos”, resumió Jesús García. La manada agrupada cruzó la carretera de Cantalejo y el túnel de la autovía de pinares, puntos que son seguidos por un gran número de espectadores.
Un día más, máxima expectación en El Embudo, donde se produce una de las imágenes más icónicas de los encierros de la villa, el enlace entre la zona de campo y la urbana. Los caballistas no tuvieron ningún problema para lanzar la manada, con dos novillos que tomaron la delantera para llegar los primeros a las calles de Cuéllar.
Un encierro urbano muy rápido y vibrante. En poco más de dos minutos, los seis novillos completaron los mil metros del recorrido hasta el coso cuellarano, propiciando que los corredores pudieran correr muy cerca de los astados. Buenas y bonitas carreras en puntos claves como Las Parras o los Paseos de San Francisco.
En este último día, también poco trabajo en la enfermería, que sólo atendió a un corredor con un golpe en la espalda y unos arañazos, según explicó el concejal de seguridad de Cuéllar, Marcos Rodríguez. Así como, a un espectador, una persona mayor con un traumatismo en la cabeza, por una caída de la talanquera.
Balance positivo
Los tres últimos encierros, de martes a jueves, fueron los más destacados del ciclo, y dos, el domingo y el lunes, más complicados. Para el alcalde de Cuéllar, los encierros de las fiestas de 2017, “dejan un buen sabor de boca”. Sin duda, la peor jornada fue la del lunes, con sólo tres astados por el calles y con un gran retraso. “El riesgo está ahí porque los toros son imprevisibles”, afirmó Jesús García.