– Siendo jóven, repartió todos sus bienes entre los pobres.

– «La cuchillada de San Frutos»: Uno de los milagros de San Frutos, quizá el más importante de la provincia fue que, durante la conquista musulmana unos cristianos buscaron refugio en la zona donde vivía San Frutos, y le pidieron ayuda porque tenían miedo de morir. Cuando llegaron los guerreros musulmanes e intentaron atacarlos, San Frutos se puso delante de ellos mandándoles que no pasasen de una raya que señaló con el báculo. La roca se partió por la raya que había dibujado, qudando en medio de cristianos y moros una abertura profunda, que hasta hoy nombran «la cuchillada de San Frutos». Así lo cuenta el historiador Diego de Colmenares en su Historia de Segovia.

– En torno al sobre nombre de «pajarero» se oyen varias leyendas:

La primera, que antiguamente había la costumbre de esperar a la amanecida para salir al campo a cazar pajaritos con cepos y liga, que luego se comían fritos como aperitivo típico en los bares segovianos. Los últimos días de octubre coinciden todavía con el paso de miles de pequeñas aves migratorias por Segovia, atenazadas por el frío y el hambre del otoño. Así que, se suponía, que el santo ayudaba a los pajareros a hacer buenas perchas con las que matar el hambre.

Y que el día del patrón, los cazadores impregnan de liga unas ramas y utilizando un reclamo, llaman a jilgueros y verderones que, ese día y sólo ese día, se posan limpiamente sobre el pegamento.

Otra de las leyendas que giran sobre él es que, en otro de sus milagros, hizo brotar pajarillos de las llagas de un devoto.

También se decía que San Frutos amansaba a los buitres.

Y la última, y no por ello menos importante, es que San Frutos murió un 25 de octubre, en pleno otoño, momento en el que las aves cruzan España para migrar. Por ello y también porque, según la leyenda, San Frutos era un gran amante de los pájaros, todos le llamamos San Frutos Pajarero.

– Sus dos hermanos, Valentín y Engracia, tras enterrar a San Frutos se retiraron a Caballar, hasta que fueron capturados y decapitados. Aún se conservan sus cabezas en un relicario de la iglesia de este pueblo. Cuando la lluvia es muy escasa, el sacerdote sumerge las cabezas en las aguas de una fuente para que comience a llover. A este ritual se le llama de las mojadas.

– El Paso de la Hoja. ¿Por qué? La leyenda del paso de la hoja, cuenta Mariano Sáez y Romero en sus ‘Crónicas segovianas de tiempos pasados’, que la tradición comenzó: «Como motivo de broma se decía a las personas incautas y sencillas que el Santo, imagen de piedra que hay en la Puerta de su nombre, en lo alto entrando por la Plaza a la Catedral, con un libro abierto en la mano, todos los años, al comenzar el día civil y religioso a las doce de la noche, pasa en cada uno, una de las hojas del libro para continuar leyendo, y con esa hoja sigue hasta el año próximo en que vuelve la que continúa, y no ha faltado algún año en que haya acudido algún inocente a contemplar el milagro, que es claro que no tiene lugar y que con cualquier pretexto es fácil engañar al no haberlo presenciado».

– San Frutos también tiene un famoso villancico que en 1874 compuso el maestro Antonio Hidalgo, organista de la Catedral de Segovia: «Al siervo bueno y fiel…». Éste es interpretado todos los añosen la Catedral de Segovia.