El protocolo de la Junta de Castilla y León para el entorno escolar no lo deja claro. De hecho, no contempla esta posibilidad, pero lo que está claro es que son muchas las familias que empiezan a plantearse, si no lo han hecho ya, si merece la pena seguir haciendo el famoso test «del palito» como se le conoce popularmente.
Aunque puede parecer una exageración, tengamos en cuenta que los niños ya llevan más de un año debiendo someterse a esta prueba simplemente para que les vea su pediatra en el caso de tener mocos, dolor de garganta o alguna décima. Son síntomas compatibles con el COVID por lo que el centro de salud no les abre las puertas hasta que tienen el negativo en la mano.
Como consecuencia, tratar una otitis, una faringitis o cualquier otra -itis común lleva un test previo y hay muchos pequeños que viven esta prueba con mucha tensión que comienza a dejar secuelas en forma de miedo al entorno médico e incluso pesadillas.
Por tanto, no es extraño que las familias vivan estas pruebas preventivas con cierta angustia conscientes de lo mal que lo pasan sus hijos, especialmente cuando estos niños no presentan síntomas sospechosos. Por eso, ahora que vuelven los pequeños a las aulas y los casos siguen creciendo exponencialmente, las pruebas no dejan de multiplicarse para los menores y las familias se preguntan: ¿Y si no quiero que le hagan la prueba a mi hijo de nuevo?
Opciones que no contempla el protocolo
Como decimos, el texto de la Junta no lo deja claro así que, preguntados en la Dirección Provincial de Educación de Segovia sobre esta posibilidad nos indican que estos casos serían tratados automáticamente como positivos, al menos con la información que tienen actualmente. Por tanto, estos niños tendrían que hacer una cuarentena de 7 días.
No queda claro, sin embargo, en qué forma afectaría al resto del grupo puesto que no se trataría de un positivo confirmado por Sanidad por lo que no queda claro si entraría en la contabilidad de caso positivo de su aula. Al parecer estas y otras dudas sobre el protocolo se han trasladado a Educación de la Junta de Castilla y León por lo que se espera tener respuesta próximamente con un protocolo más completo.
Otra de las alternativas a estos tests que tampoco se contemplan en el protocolo, al menos por el momento, es la posibilidad de que a los niños se les haga una prueba de garganta, en lugar de por las vías respiratorias nasales, o una prueba de saliva, que son menos molestas.
Los síntomas sospechosos que contempla esta nueva normativa
Tal y como reza el texto de la Junta, los síntomas se han ampliado con respecto a los que teníamos en cuenta hace unos meses. A partir de este trimestre, se considera persona con síntomas «cualquier persona (alumno o trabajador del centro) con un cuadro clínico de infección respiratoria aguda de aparición súbita de cualquier gravedad que cursa, entre otros, con fiebre, tos o disnea. Otros síntomas como la odinofagia, anosmia, ageusia, dolor muscular, síntomas gastrointestinales, secreción nasal o congestión nasal (generalmente de forma agrupada), dolor torácico o cefalea, entre otros, pueden ser considerados también síntomas de sospecha de infección por SARS-CoV-2 según criterio clínico».
Cómo actuar en caso de positivo o contacto estrecho
Mientras, les dejamos el resumen que la propia Junta de Castilla y León ha elaborado para que los afectados puedan saber cómo deben comportarse ante el propio positivo o un positivo cercano: