Soy un fiel defensor de la vida en los pueblos y de que sus habitantes tengan todos los servicios básicos que necesitan y que estos sean de calidad. Pero no podemos abstraernos de la realidad que vive nuestra provincia, con cada vez menos vecinos y una población más envejecida. Estoy totalmente en contra del cierre de los consultorios, pero creo que no debemos quedarnos en la superficio del problema y sí apostar porque la prestación de los servicios sanitarios llegue con todas las garantías de calidad y cantidad a cada uno de nuestros vecinos. Y creo que esta crisis sanitaria nos está dando una lección en ese sentido, tiene que haber un enfoque hacia la investigación sanitaria pero también un enfoque primordial hacia la atención primaria y comunitaria para que, antes situaciones como esta se pueda hacer la criba y la contención correspondiente, por lo tanto,ahora más que nunca son necesarios esos servicios próximos y cercanos y, evitar así que se colapse el eslabón hospitalario de la cadena asistencial.
«No es tiempo de competencias, es tiempo de salvar vidas».
Han pasado 36 días desde que se decretó el estado de alarma y la vida de todos cambió. Desde entonces, las Instituciones deben hacer frente a decisiones inmediatas con un único propósito: Salvar vidas más allá de las competencias de cada administración. Así lo considera el presidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente, un hombre tranquilo que aplaude la entrega de los suyos y que, desde hace semana, vive pendiente de un teléfono. Reconoce que ni la nuestra ni ninguna provincia estaba preparada para la pandemia pero que aplaude el comportamiento ejemplar de los segovianos. Considera que esta crisis sanitaria no supondrá el regreso a los pueblos pero, aún con el nuevo escenario de crisis, mantiene su compromiso con la economía y ultima, junto a los diputados, un plan global para dinamizar la economía de los pueblos. Confiesa que suele descansar bien, aunque su cabeza estas semanas «no podía parar» y la cafetera se ha convertida en una aliada. Como humano no oculta su dolor, aborda el duelo tan distinto al que la pandemia nos ha sometido y no esconde su tristeza por las pérdidas. Un recuerdo para Javier Santamaría, quien fuera presidente de la Institución hasta 2010, y un deseo poder volver progresivamente a recuperar la senda del desarrollo
– ¿En algún momento pensó tener que hacer frente a una crisis de estas características, al frente de la Diputación Provincial?
Cuando uno se enfrenta a una responsabilidad como la que supone estar al frente de una institución como la Diputación imaginas algunos escenarios que pudieran ser comprometidos, pero jamás se me hubiera pasado por la cabeza una crisis sanitaria de esta envergadura. Yo creo que ni a mí ni a nadie. Es una situación tan excepcional que está sobrepasando cualquier expectativa por ello y por lo novedosa. Nos está obligando a adaptarnos a las circunstancias a diario, a tomar decisiones inmediatas, que tratamos que sean meditadas en lo posible para no caer en el error pero que, muchas veces son intuitivas porque el tiempo apremia. Todo esto está suponiendo un aprendizaje diario para mí. Aprendo de cada trabajador de Diputación, especialmente de aquellos que se están dejando el alma en cuidar de los que más lo necesitan en nuestras residencias y en nuestros pueblos, de los alcaldes y concejales, de los vecinos y vecinas con sus comportamientos ejemplares. En definitiva, estoy aprendiendo de una provincia que está demostrando ser muy grande a pesar de ocupar un pequeñito espacio en el mapa. Y esto, compensa en gran manera el estrés y la tensión que se llega a producir en muchos momentos.
– En esta provincia hay mucha gente que «no para», que no puede parar porque se dedica a la actividad ganadera, al sector primario, a la alimentación
Ellos son nuestra esencia, lo que nos ha traído hasta aquí como provincia, y hacia ellos se extiende mi agradecimiento hacia su actividad, por no parar, por seguir sosteniendo nuestra economía, tan maltrecha en estos momentos, por seguir dando lo mejor de sí mismos a pesar de las circunstancias y por estar cubriendo las necesidades en los 209 municipios de esta provincia. Lo están pasando mal, y la Diputación también les acompañará en estos momentos complicados, como espero que lo hagan también el resto de las administraciones trabajando en medidas reales en medidas reales para preparar el mejor escenario de desarrollo posible cuando, esperemos que pronto, nuestra prioridad de «salvar vidas» ya se haya convertido en un mal sueño del pasado y ante el que no debamos bajar la guardia, pero nos permita volver progresivsamente a recuperar la senda del desarrollo.
– ¿Cuál es, en estos duros momentos, la función de la Diputación, como institución más cercana a los pueblos de la provincia?
En estos momentos casi nos hemos olvidado de esa palabra que tanto usamos a veces al hablar de las administraciones públicas, las competencias. Como te decía antes, ahora la máxima preocupación de todos los que ostentamos un cargo público es salvar vidas y procurar un mínimo de bienestar y cuidado a las personas, y, en ello estamos, intentando hacer todo lo que está en nuestra mano, cada uno dentro de nuestras posibilidades, para que la crisis sanitaria afecte lo menos posible a las personas y a los pueblos. Pero es una situación durísima, terrible en muchos casos. Estamos hartos de escuchar cifras y cifras cada día, pero no podemos olvidar que detrás de esas cifras hay familias, personas con nombres y apellidos que se están enfrentando a circunstancias realmente críticas. No estamos acostumbrados a vivir en soledad y ahora, hemos tenido que adaptarnos a ello desde la enfermedad, la amenaza de la muerte y, en algunos casos la propia muerte. Por eso, desde la Diputación, y en el ejercicio de nuestras competencias e incluso más allá de ellas, queremos que todas las personas de la provincia se sientan acompañadas, y, por eso hemos reforzado mucho más nuestra red social a través de los CEAAS, readaptando sus prestaciones y servicios a las necesidades reales de la situación. Estamos siguiendo muy de cerca las necesidad de cada familia que lo necesita, de cada llamada que recibimos, y esto se extiende a los residentes de nuestros centros. Ahora más que nunca los trabajadores son su familia y, los profesionales se están volcando con ellos de una manera que impresiona, como también lo hace cuando ves cómo los propios residentes asumen y incluso llegan a comprender la situación, facilitando entre unos y otros, la labor que llevamos a cabo. También seguimos minuto a minuto las necesidades de nuestros pueblos, de sus ayuntamientos, los alcaldes y concejales se han convertido de nuevo en nuestros mejores interlocutores y con ello, en los de sus vecinos. Nos transmiten sus necesidades y nosotros tratamos de darles respuesta casi inmediata. El servicio de Asistencia a Municipios les mantiene informados puntualmente y asesorados en materia normativa, tan cambiante en estos días, pero también les ofrecemos diferentes herramientas como la posibilidad de realizar los Plenos a través de videoconferencia porque creemos fundamental, primero cumplir con el estado de alarma, protegiendo así la salud de todos con medidas de seguridad y, por último y no menos importante, garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales a los cargos públicos, representando a los ciudadanos en estos órganos. Podría seguir enumerando medidas que llevan más de un mes en ejecución como la desinfección y limpieza de los sitios públicos en nuestros pueblos, el anticipo de casi 10 millones de euros del pago de tributos para dotarle de liquidez a pesar de que no se han cobrado…; pero me quedo con la esencia de tu pregunta. Somos la institución más cercana a los municipios y me alegra sobremanera sentir en primera persona que los vecinos y vecinas lo perciban así y acudan a nosotros buscando respuestas ante situaciones absolutamente desconocidas hasta ahora, a las que la Diputación está respondiendo y está respondiendo bien.
– Cuando esto acabe, y todos esperamos que sea pronto, ¿cuáles serán las líneas maestras para intentar paliar los efectos de la crisis en el medio rural?
Se está planificando en el después y esa actuación la emprenderemos desde la globalidad de las Áreas que integran la Diputación. Cuando hablamos de crisis, pensamos en economía, y así es, pero estamos convencidos de que la economía se encuentra en cualquier actividad en la que pensemos. Por lo tanto, lo primero debe ser el empleo, éste debe existir para que haya consumo y, por ello realizaremos inversiones junto con los ayuntamientos en obra pública, sí, pero también con programas de empleo que faciliten recursos a los ayuntamientos y palíen los efectos económicos y sociales negativos del COVID19. Pero en este sentido, tan importante es ayudar a los autónomos y pymes de la provincia, como revitalizar el sector cultural, por lo tanto hay compañeros del Equipo de Gobierno gestionando lo que creemos debe ser esa suma de esfuerzos para que sean los agentes socioeconómicos de cada sector los que nos muestren las dificultades y necesidades específicas de cada uno de ellos. Queremos algo real y realizable, algo que ayude a la gente y al tejido productivo de nuestra provincia, y la Diputación estará ahí. En pocas fechas presentaremos ese plan global para que, desde el ámbito de nuestras competencias, junto a las personas y a los ayuntamientos, sumemos la dinamización económica y podamos dar el impulso que necesitará la provincia cuando todo esto acabe.
– ¿Cree que la situación que estamos viviendo demuestra la necesidad de consultorios o centros médicos locales, cercanos a las poblaciones aunque sean pequeñas?
– ¿Cómo valora cómo se está actuando en los pueblos para luchar contra el Covid-19? ¿Y, en general, los vecinos de los pueblos cree que han respetado las duras medidas que se han adoptado para frenar la curva?
También te lo he comentado al principio, los vecinos de nuestros pueblos están siendo un absoluto ejemplo a la hora de respetar esas medidas. A nadie se le escapa que las cifras que está sufriendo nuestra provincia no nos son propias, sino de una situación de contagio comunitario producido por la movilidad. Y esto no es una cuestión de estigmatizar a nadie y pido además que no se haga, pero las consecuencias que nos está tocando soportar dan mucho más valor al comportamiento de nuestros vecinos. Su nivel de implicación y concienciación, además de colaboración, está siendo un ejemplo, incluso, en la ayuda a provincias limítrofes. Lo he dicho ya alguna vez, esta provincia podrá carecer de muchas cosas, pero se ha demostrado que el compromiso que están demostrando es parte de nuestro patrimonio, y todo ello se está produciendo en cada uno de nuestros pueblos, por pequeño que sea.
– ¿Estaba la provincia de Segovia preparada para una situación como la que estamos viviendo, y sobre todo, para la que está por llegar?
Yo creo que ni la provincia de Segovia, ni ninguna, esto excede a cualquier delimitación territorial. Esta situación ha superado todas las expectativas y, estamos intentando adaptarnos a las circunstancias y creo que, a pesar de todo, podemos estar orgullosos de la solidaridad que se ha apoderado de cada rincón de nuestra provincia para convertir la escasez en virtud. Respecto a lo que está por llegar, creo que tenemos que ir preparándonos para tejer esas mallas comunitarias que nos hagan más fuertes. Tenemos que saber potenciar lo nuestro, dotarlo de valor y así hacer que cuanto antes podamos empezar a generar riqueza de nuevo, sin descuidar nunca lo próximo, lo local. Yo espero que después de esto, también reflexionemos con una nueva luz, como si saliéramos de la Caverna de Platón…, que demos valor a la vida y a la propia naturaleza.
– Hay quien dice que esta crisis va a suponer una vuelta a los pueblos y, por tanto, el inicio de un proceso de retorno de las grandes urbes. ¿Cómo lo ve? Si fuera así, ¿sería positivo para la provincia de Segovia?
Las complicadas circunstancias que estamos viviendo están haciendo que valoremos cosas que antes quizás teníamos olvidadas, quizás la propia naturaleza nos ha ‘impuesto’ echar el freno. Siempre he dicho que como en el pueblo no se vive en ningún sitio, por eso, ojalá consigamos que las fotografías de nuestros pueblos vuelvan a verse en color, que nos alejemos del blanco y negro. Y no sé si esta coyuntura va a traer consigo la vuelta a los pueblos, pero si así es debemos estar preparados para ofrecer todas las garantías. Yo soy escéptico en cuanto a que esta crisis sanitaria lo llegue a provocar, porque eso pudiera ser así siempre que haya unos servicios básicos de calidad en Sanidad, Educación, Movilidad, tecnología, vivienda, ocio… De ahí nuestro trabajo en hacer llegar la banda ancha a todos los municipios, por ejemplo, debemos de mantener conectados los territorios, sí, pero debemos ser capaces también de conectar a las personas que viven o vienen a nuestros pueblos. Nuestros pueblos deben ofrecer servicios de calidad y me alegraría enormemente que de esta manera, Segovia pudiera ser, de verdad, una provincia de oportunidades para nuestros jóvenes, porque serán ellos quienes harán que la vida continúe en ellos, aunque los demás nos vayamos fuera de la historia.
– ¿La situación actual le roba el sueño por las noches? Y, cuando se despierta estos días ‘de lucha’, ¿cuál es su primer pensamiento?
No soy yo de los que dificultades para dormir, cuando se toman decisiones creo que tienen que venir precedidas de un buen descanso, pero he de reconocer que estos semanas ha habido noches que no sabía si estaba en la cama o dentro de una cafetera… La responsabilidad hace que la cabeza no pare. En cuanto a mi primer pensamiento, sin duda, las cifras de nuevos casos, de aislados, de fallecidos… porque detrás de cada número hay una persona, como ya he comentado antes, y eso, a veces, te acompaña durante todo el día.
– Una pregunta muy personal, recientemente ha fallecido Javier Santamaría, quien fue presidente de la Diputación Provincial y a quien usted bien conocía, ¿le ha tocado de cerca esta enfermedad?
¡Buah! El pasado lunes fue un día bastante duro. Además de compañero, y vicepresidente que fui con él, para mí Javier tenía unos valores y principios que le trascendían como político y siempre fue una persona que, con arreglo a ellos, tuvo máxima coherencia desde el principio hasta el final. ¿Que si me ha tocado de cerca? Y a quién no. Aunque en algunos casos he tenido la suerte de haberles visitado en esos últimos días, es el único consuelo que a algunos nos puede quedar porque, a otros, ni siquiera. La humanización en los últimos momentos y la gestión del duelo que nos habían enseñado culturalmente, en el caso del coronavirus ha saltado por los aires y hace que al sufrimiento por la propia enfermedad se sume el de la soledad y las ausencias.