En 2018, la ‘enfermedad X’ se coló en la lista de la Organización Mundial de la Salud de virus y bacterias capaces de provocar una pandemia mundial. De ella, nada o muy poco se sabía. Los microbiólogos lo tradujeron como una enfermedad que podría surgir en cualquier momento y que los sistemas sanitarios deberían estar preparados. Dos años después, ha llegado el SARS-CoV-2 para ponerle nombre, y para poner patas arriba toda la organización de los sistemas sanitarios, también, el de Castilla y León.
En este escenario de batas amarillas, los presagios se han hecho realidad para convertir a los microbiólogos en la piedra angular a la que todos recurren para diagnosticar, detectar y tratar pacientes, saber cómo evoluciona la pandemia, y poder adoptar las medidas de protección y las estrategias más adecuadas para frenar el coronavirus. «Pocos son conscientes de que sin el diagnóstico callado en el laboratorio no sería posible el resto del trabajo».
En estos días, si algo tienen los 73 microbiólogos de Sacyl y los técnicos de laboratorio incrustado en la cabeza es la palabra: ‘test, test, test…’ Su voluntad es ofrecer lo ante posible los resultados porque sin ellos los clínicos no pueden avanzar, diagnosticar ni tomar decisiones. Y de este trabajo callado, que pocos ven, van surgiendo los datos y se van identificando los patrones de comportamiento del virus. De un día para otro, ha han visto crecer de forma exponencial su trabajo: de realizar varias decenas de test diarios a principios de marzo a superar las 2.600 cada día desde mediados de abril.
Lo explica a Ical directora Técnico de Hospitales y Programación Asistencial en Gerencia Regional de Salud Castilla y León, Gloria Sánchez Antonlín, para quien estos profesionales son los «héroes anónimos de la pandemia». «Llevan semanas haciendo un esfuerzo muy, muy importante para dar respuesta a esta emergencia sanitaria; trabajando 24 horas al día para poder realizar las pruebas necesarias para el diagnóstico de la enfermedad mediante PCR. Han multiplicado sus posibilidades diagnósticas mediante incorporación de técnicos y biotecnólogos a los equipos», añade, para incidir en que «trabajan con una intensidad máxima desde hace casi dos meses, para que las pruebas puedan salir a tiempo y diagnostiquen con rapidez a los pacientes para valorar su aislamiento tanto en hospitales, como en residencias de ancianos y domicilios».
Mayor capacidad
La llegada de los test rápidos de anticuerpos no ha aliviado su trabajo. Pues en este caso la microbiología juega también un papel importante en la coordinación con Atención Primaria y Hospitalaria, ya que lideran el apoyo a la interpretación del test y los algoritmos diagnósticos.
El Ministerio de Sanidad aprobó hace unas semanas un test rápido de PCR que permite realizar en determinados equipos hasta 1.300-1.400 pruebas al día con un mecanismo automático en una maquina COBAS 6800. El Hospital Universitario Río Hortega ha sido el séptimo centro de España en disponer de la técnica, cuya ventaja radica en la rapidez de la prueba.
Además, el Hospital Río Carrión de Palencia acaba de incorporar la realización de PCR con una técnica rápida que también será accesible en Zamora, Avila, Segovia y Soria; y en estos momentos se realiza PCR en los hospitales de Avila, Segovia, Zamora, Ponferrada, León, Burgos, Soria, Salamanca y Valladolid ambos hospitales. «Hoy la situación se ha normalizado, si es que se puede normalizar, pero han estado desde el principio trabajando en red, en el diagnóstico e incluso compartido reactivos para la detección», explica Sánchez Antolín, y en la contratación de técnicos y biotecnólogos para agilizar el trabajo de los laboratorios.
El volumen de pruebas y, sobre todo, la voluntad de seguir diagnosticando con rapidez y dar respuesta, ha llevado a la Junta a reforzar el trabajo de estos profesionales con el apoyo del Laboratorio de Análisis PCR de SARS-CoV-2 (LAPCoV) promovido por la Universidad de Valladolid y validado por el Instituto de Salud Carlos III, en que que trabajan 37 voluntarios y que cuenta con una capacidad inicial para el análisis de 400 muestras diarias.
Este laboratorio, impulsado y coordinado desde el Vicerrectorado de Investigación, Innovación y Transferencia de la UVa, está formado por personal de la propia Universidad de Valladolid, la Universidad de Burgos, el CSIC y del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL).
Además, la Junta ha firmado un convenio con la Universidad de León, para ampliar la realización de pruebas a través del laboratorio de la Facultad de Veterinaria y del laboratorio de Bioseguridad BSL3, respectivamente. También, el Laboratorio Regional de Sanidad Animal, ubicado en Villaquilambre (León), se ha sumado a la batalla.
Con estos acuerdos, explica la directora técnico de Hospitales y Programación Asistencial de Sacyl, se ha querido aumentar la capacidad de la red pública, sin menoscabo de este «trabajo callado» de la red de microbiólogos de los hospitales públicos, en cuyos laboratorios residen las respuestas para frenar la pandemia y ganar una batalla que aún no ha terminado.