No sabía cómo se llamaban aunque muchas veces nos encontrábamos en la escalera. Cuando unos salen, entran otros, y esa es la vida en un bloque de viviendas normal, pequeño y discreto en nuestra ciudad de Segovia. Apenas cruzábamos un buenos días, un hola, o un gracias, mientras uno de nosotros sujetábamos la puerta.
Ahora no sólo sabemos sus nombres, Marta y Borja, si no que cada día, a las 12,00h mientras el Gobierno da los datos oficiales, las terribles cifras nacionales, nosotros, todos los vecinos (no sólo de mi bloque, si no de la manzana) bailamos, nos saludamos, nos preguntamos cómo está siendo el día, charlamos al son de la música de ellos, nos abrazan el alma con su animación. Son los vecinos del segundo: Mientras Marta toca la flauta travesera, Borja anima al vecindario. Y así, todos los días del confinamiento, haga frío, calor o llueva. En estos difíciles momentos, el barrio de la Albuera espera ese momento.
Todo esto comenzó el día 15 de marzo, cuando Marta vio en instagram, un reto llamado #musicaviral propuesto por la Confederación de asociaciones de Educación Musical (COAEM). Cada día, la asociación publica una partitura para que los profes de música, y músicos aficionados, toquen en el balcón.
Ella es música aficionada, estudió en el conservatorio de Segovia el grado de flauta, desde los ocho años hasta que cumplió 18. “Me pareció una iniciativa genial par animar a la gente y hacer que esto sea un poquito más llevadero”, explican. Y lo consiguen, se lo asegura la periodista que escribe que, juntos sus hijos, Manuel y Tomás, cada mañana espera el concierto. “Empecé el domingo con el Himno a la Alegría y como nuestros vecinos son muy animados y pedías más empecé a hacer pequeñitos conciertos de cuatro o cinco canciones”.
“Cada día me acuerdo de mis seres queridos y les dedico una canción que sé que les gusta (a mi madre, y a mi padre y a familiares, sobre todo a niño”; relata Marta. “Hoy hemos decorado el balcón y nos hemos disfrazado, mi novio (Borja) hace de presentador y es el que graba. Mi madre se lo manda a amigas y vecinas, a las más mayores que están solas. Me hace feliz poder ayudarles así”, explica Marta.
Marta, que ha recibido incluso vídeos desde Pamplona agradeciendo este concierto hace feliz a toda la zona del Peñascal, en directo, donde llega su música. “Me gustaría agradecer a todos los vecinos que me escuchan, en especial a Gema y Abel, los vecinos de abajo de enfrente porque todos los días comparten los vídeos, nos aplauden y animan”, concluye la joven.