Una de las grandes batallas para familias y educadores es la de inculcar el hábito de la lectura entre los más jóvenes. Sin embargo, y a pesar de que las nuevas generaciones de nativos digitales cuentan cada vez con opciones de ocio más diversas, lo cierto es que la práctica lectora parece gozar de buena salud en nuestro país. De acuerdo con el último barómetro ‘Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España’, publicado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), durante la última década, el número de españoles que leen en su tiempo libre ha pasado del 57,9% al 64,4%.
De hecho, el grupo de población más fiel a los libros son los pequeños lectores de entre 6 y 9 años. Según la encuesta de la FGEE, el 83,7% de estos niños lee de forma habitual, superando las tres horas de lectura semanal. No obstante, a medida que aumenta la edad, se reduce notablemente la proporción de lectores durante su tiempo libre. El porcentaje de lectores frecuentes entre los 10 y 14 años desciende al 77,5%, y continúa decreciendo paulatinamente hasta el 64,9% entre los 15 y 18 años. Aunque el gran escalón se produce al alcanzar la mayoría de edad, cuando el porcentaje de lectores frecuentes se sitúa en el 52,4%.
“Tecnologías como los audiolibros o el libro electrónico no son un sustituto del libro físico, sino un complemento que puede aficionar a más jóvenes a la lectura. Quienes venimos de un mundo analógico, solemos pensar en la tecnología en contraposición a las herramientas tradicionales. Sin embargo, los libros electrónicos tienen algunas ventajas como la de dar cobijo a millones de mundos en un dispositivo muy cómodo de llevar”, señala Ester Belaire, Head of Studies, Secondary and Baccalaureate del grupo Brains International Schools.
La principal razón que esgrimen los españoles para no leer es la falta de tiempo. Casi la mitad (49,8%) asegura no dedicar más tiempo a novelas, ensayos o poesías, sencillamente porque no puede. Esta es la principal barrera que pretenden derribar los audiolibros en edades adultas. Por primera vez, la literatura nos puede acompañar durante tareas rutinarias, largos viajes, o incluso durante la práctica deportiva.
Asimismo, también es inevitable destacar sus ventajas para las personas con diversidades funcionales, como aquellas con dificultades de visión y del lenguaje. Los audiolibros les ofrecen la posibilidad de disfrutar de la literatura en igualdad de condiciones. Esta capacidad inclusiva es también la ventaja que ofrecen los libros electrónicos, mucho más presentes en nuestra sociedad. La capacidad de acceder a ingentes catálogos de libros, en muchas ocasiones incluso gratuitos, permite encontrar siempre una opción interesante para el joven lector y, por supuesto, explorar nuevos géneros y autores que puedan captar su atención.
“Los audiolibros y libros electrónicos pueden ser una puerta de entrada a la literatura analógica. Pero también ofrecen otras ventajas. Un audiolibro es una experiencia similar a la de un cuentacuentos, que varios niños pueden disfrutar a la vez, incluso con sus familias. Por su parte, un libro electrónico puede incrementar las posibilidades de los más jóvenes, a través de hipertextos y accesos a lecturas complementarias, y enriquecer su experiencia lectora”, señala Ester Belaire.