En noviembre de 1990 un grupo de vecinos de El Espinar constituyeron la Asociación Cultural La Sierra y la Peña Los Kalaveras y un año después salieron por primera vez en las Fiestas del Santísimo Cristo del Caloco.
El ‘rojo Kalavera’ llegó a El Espinar de la mano de 58 socios que montaron el campamento base en la Calle del Convento, lugar en el que ubicaron su famosa parrilla móvil. Nada de locales con todo lujo de detalles, motocarros, casetas o caravanas. Los Kalaveras habían llegado para divertirse y, sobre todo, divertir a locales y forasteros. Los medios eran lo de menos.
Aseguran desde la peña que «un cuarto de siglo da para mucho… hemos intentado que El Espinar recorriera la historia organizando numerosas actividades culturales y también en las fiestas hemos representado escenas y hemos creado disfraces que han quedado para el recuerdo: desde la Corte del Rey Arturo hasta el Lejano Oeste pasando por Egipto, Chicago en los años 20 o el Descubrimiento de América» Aseguran también que «hemos barrido para casa con la Boda Serrana, bailamos al ritmo de Michael Jackson y su ‘Thriller’ y sacamos al niño que llevamos dentro de la mano de La Bella y la Bestia, Los Picapiedra, Asterix y Obelix o las Barbies»
A lo largo de 25 años afirman los ‘Kalaveras’ haber vivido momentos buenos «y otros menos buenos» «temporadas en las que teníamos que hacer turnos para comer a otras en los que estábamos en cuadro, pero uno de los buenos, de los que estarían colgados en las salas de los mejores museos. Y jamás nos rendimos ni tiramos la toalla, seguimos luchando y remando todos a una porque sabíamos que la ilusión podía con todo»
Destaca la peña sobre todo «la camaradería de esas tardes (y noches) de verano en las que nos citamos en el local para preparar todo es auténtica. No hay nada igual que la emoción de ir tachando días en el calendario hasta el segundo sábado de septiembre»
La peña, o ‘piña’ como muchas veces los propios integrantes la nombran, conforman «una familia que este año les quiere hacer partícipes de un aniversario más que especial. Lo único que nos borra la sonrisa es la ausencia de aquellos que nos han dejado antes de tiempo, pero estamos seguros de que, allí donde estén, brindarán con nosotros mientras lucen su camiseta roja»