El índice de contagios por COVID-19 en los comercios de alimentación de Castilla y León no llegó al uno por ciento, pese a la falta de equipos de protección individual (EPIs) en los primeros momentos de la pandemia, que llegó a convertirse en un problema, según un informe elaborado por Salud Labor de CCOO, que hoy presentó el secretario de Acción Sindical de la Federación de CCOO Servicios-CyL, Luis Sáez González, y que se elaboró para comprobar si las empresas del sector del comercio y hostelería están aplicando los protocolos negociados y las medidas para proteger a trabajadores y consumidores frente al COVID-19 en el proceso de desescalada.
Aunque en principio se están cumpliendo los protocolos, desde el sindicato inciden a las empresas en mantener la seguridad de los trabajadores y usuarios por medio de la vigilancia de la salud a través de inspecciones de riesgo laborales; no relajarse en prevención, así como ofrecer formación a la plantilla, mandos intermedios y puestos de responsabilidad, y mantener las medidas colectivas y organizativas de aforo, distancias y desinfección.
Sáez González, que agradeció al sector de alimentación su implicación durante los peores momentos de la crisis sanitaria, precisó que la cifra baja de contagios en estos comercios se debió a los controles de aforo, instalación de mamparas y medidas continuas de desinfección que desde el sindicato se defendieron en un primer momento y que continúan vigilando.
Por lo que respecta al resto del comercio, sin actividad presencial, se trabaja en la negociación de los protocolos de desescalada, que se han ido implantando a medida que se ha retomado la actividad.
En concreto, el informe arroja que la formación para los representantes de los trabajadores y de los propios empleados frente al COVID-19 ha sido poca, pese a haber estado conviviendo con la pandemia en el caso de la alimentación, algo que desde CCOO se está exigiendo para el conjunto del sector en esta vuelta a la ueva normalidad, así como cubrir las necesidades psicosociales de los trabajadores que deben ser valoradas.
Por lo que respecta a la hostelería, «un sector completamente diferente» que tuvo que cerrar sus puertas, con más de 87.000 trabajadores que han estado en ERTE, el informe se ha hecho sobre los que han podido abrir sus puertas, precisó Sáez González, quien añadió que el estudio se ha hecho sobre 82 de las 172 empresas de la Comunidad con representación sindical de CCOO.
El informe arroja que sólo dos de cada diez empresas han evaluado los riesgos por parte de los servicios de prevención; el 94,4 por ciento han establecido medidas preventivas, y han tomado medidas para el desplazamiento de sus plantillas el 29,63 por ciento.
Además, tres de cada cuatro aplican protocolos de actuación para personas con sínomas de COVID-19 o en contacto con una persona contagiada, y sólo el 66,67 por ciento han adoptado protocolos de desescalada o de inicio de la actividad, y de éstas el 62 por ciento lo ha negociado.
A ello se une que ocho de cada diez han elaborado protocolos para los clientes, usuarios o empresas, y el 91 por ciento han adoptado medidas de carácter colectivo, como mamparas, hidrogeles y señalización, entre otras. La misma cifra que ha adoptado medidas individuales de protección, con 11,39 por ciento con dificultades para su renovación.
El 60,76 medidas organizativas, como adecuación de horario y reorganización de turnos, y el cien por cien se ha reunido o tiene previsto reunirse con sus comités de seguridad y salud.
Las conclusiones, es que han comenzado la actividad con la nueva normalidad, pero no lo pueden hacer al cien por cien por las estrictas medidas que tienen que implantar en sus negocios para la contención del virus, y lo están haciendo con la incorporación de trabajadores a media jornada.