Es una de las notas distintivas de Segovia. Aunque no todo el mundo lo conoce, los más observadores sí se dan cuenta. Además, es de lo más segoviano de Segovia. Y no nos referimos a ningún producto gastronómico.
Junto al tradicional esgrafiado segoviano, la peculiar forma en la que se colocan las tejas es algo muy característico y propio de Segovia.
Así, los tejados de Segovia llaman la atención de los más curiosos porque son diferentes a lo que todo el mundo espera.
– Cochinillo y lechazo de Segovia, en croquetas –
Las tejas se ponen boca arriba o al revés. Y no es que se coloquen mal. Este antiguo sistema de colocación de tejas, se lo debe Segovia a su pasado mudéjar.
Lo más curioso, e importante, es que las tejas vueltas aguantan tanto la lluvia como la nieve. En el primer caso, «el agua se evacua de forma natural por el canal sin necesidad de contar con la cobija», explican en la web del estudio de arquitectura segoviano ear. En cuanto a las nevadas, especifican que «funciona igualmente ya que el deshielo hace que el agua fluya por el canal evacuándolo hacia el alero y depositándolo en el canalón para su natural eliminación».
Además, añaden, también influyen razones económicas como el ahorro de material «dado que la segunda capa de cubrición no se coloca». A esto hay que sumarle «la ligereza para el tejado, aportando casi la mitad del peso de la cubrición habitual. Por lo que la estructura podía ser más sencilla, dado el menor peso a soportar y por tanto más económica también».
Seña de identidad segoviana
Desde el propio Museo de Segovia, que también cuenta con un tejado de estas características, subrayan que este sistema lo comparten otras zonas del sur de Valladolid, Burgos, Ávila y Soria. Además, apunta, algunos municipios del norte de la Comunidad de Madrid también utilizan en sus cubiertas este sistema segoviano de colocación de las tejas.
Así, desde el Museo de Segovia argumentan que el ‘tejar segoviano’ «nace de la necesidad de resolver la inestabilidad que suponían las cubiertas con tejas colocadas ‘a cobija’ o boca abajo».
«Las condiciones climáticas y la presencia de nidos bajo las tejas provocaban taponamientos que derivaban en goteras y deterioros habituales en los tejados», añade.
Por ello, concluye, «la solución fue la colocación inversa de las tejas, complementadas con cordones ‘a cobija’ para proteger los caballetes y los extremos de los planos de cubierta».
Tejado a la segoviana
Además, «el modo de tejar segoviano cuenta con una comprensión de arcilla debajo de la línea de tejas, rellenando así los huecos».
El estilo de la teja boca arriba «no solo garantizaba la impermeabilidad del tejado, también trasmitía rigidez a la estructura de toda la cubierta al evitar que las piezas se desplazaran, ya que las líneas de tejas se disponían encajando unas piezas con otras, por lo que su estructura era más estable que la que permite la colocación habitual de las tejas. Por otro lado, la disposición de las tejas al revés permite, además, aligerar el peso de las cubiertas, ya que se usa un número menor de tejas que en el sistema tradicional».
De este modo define el ‘tejar a la segoviana’ como «un estilo de cubierta eficaz y válido aún en nuestros días y con el que el Museo de Segovia tiene el privilegio de contar».