La consejera de Sanidad, Verónica Casado, estimó que las unidades de cuidados intensivos deberían tener “menos de 130” enfermos de COVID-19, frente a los 234 actuales, para poder afrontar la desescalada de las restricciones, si bien apuntó que lo “ideal” es que hubiera 85 o incluso alguno más.

Casado, que compareció por videoconferencia para analizar la situación epidemiológica, insistió en que para ella el objetivo es que no haya ningún enfermo en las UCI, pero señaló que desde luego deben tener menos de 130 enfermos de coronavirus, la cifra que se alcanzó el 7 de enero y con la que Castilla y León afrontó la tercera ola de la pandemia.

En ese sentido, la titular de Sanidad insistió en que la “clave” es que haya menos contagios, pera evitar a su vez ingresos en la UCI, que cuentan con 231 puestos estructurales, puesto que de lo contrario se “vaciarán más despacio”. De hecho, insistió en que hasta que no se baje del 25 por ciento de ocupación de estas unidades por enfermos COVID no se debería afrontar ningún tipo de desescalada.

La consejera señaló que los principales indicadores que se tienen en cuenta son la incidencia acumulada a 14 días y el índice de ocupación de las UCI por enfermos de coronavirus. De esta forma, indicó que se tendrá en cuenta los indicadores medios de la Comunidad y si existe una tendencia al descenso en el conjunto, se podría valorar el avance en alguna provincia.

Al respecto, Verónica Casado reconoció los datos de Ávila y Zamora, que apuntó son mejores que en otras provincias, y añadió que si bajan del 25 por ciento de ocupación sus UCI por parte de enfermos de COVID-19 se estudiará el paso de un nivel a otro, tal y como está previsto en el ‘semáforo’ acordado por Gobierno y comunidades autónomas. Además, evitó hacer predicciones debido a que la estancia en las UCI se prolonga durante tres o cuatro semanas.

Asimismo, la consejera de Sanidad indicó que la situación de las plantas de hospitalización continúa mejorando, pero señaló que en las UCI la ocupación sigue siendo “muy elevada”, lo que supone a su juicio un “cuello de botella importante” para la sanidad pública.

Verónica Casado explicó que la ocupación en las plantas descendió en un 60 por ciento desde el 1 de febrero, pasando de más de 2.000 enfermos a los 736 actuales, sin embargo en las unidades de críticos, tras el “pico” del 4 de febrero con 328 enfermos se está produciendo un descenso “más lento”, que cifró en el 30 por ciento, puesto que son todavía 234 las personas ingresadas.

De esta forma, recordó la preocupación que le trasladó este martes un jefe de servicio de una UCI, que explicó le dijo que tenía la impresión de que estaba viviendo “realidades paralelas”, una de “normalidad” en las calles y otra en su unidad, donde siguen viendo “dramas” y donde añadió tienen “miedo” a “cualquier mala decisión o mal paso” que haga “descarrilar” al sistema de salud.

Ampliación

Por otra parte, la consejera de Sanidad defendió que la deficiencia existente en la dotación de camas UCI en los hospitales de Castilla y León fue “reajustada” con las obras hechas este verano, que remarcó permitieron alcanzar los “ratios de calidad” estructurales. Además, apuntó que la Comunidad es una de las tres que “más esfuerzos” han hecho para normalizar este indicador. Sin embargo, añadió que esto no quiere decir que en una pandemia haya mayores necesidades que obliguen a recurrir a otras unidades para ampliar el número de puestos disponibles.

Finalmente, Verónica Casado advirtió de que mientras no baje la “tensión” por el coronavirus en el Complejo Asistencial Universitario de León no se podrá iniciar la ampliación de la UCI. Aseguró que es una obra “pendiente de gran envergadura”, que reiteró no se podía hacer en “dos o tres meses” durante el verano pasado, pero aseguró que el compromiso de su departamento es llevar a cabo este proyecto y que lo cumplirá.