Desplome total del turismo rural en noviembre, seña de identidad de Castilla y León. Las pernoctaciones en este tipo de alojamientos se precipitaron un 88,9 por ciento respecto al mismo mes del año pasado, frente a una caída nacional del 80,1 por ciento, según recoge la Encuesta de Ocupación de Alojamientos Turísticos Extrahoteleros publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y recogida por Ical, y que se justifica en el temor de este tipo de usuarios y a las restricciones por el cierre de fronteras entre comunidades autónomas, tal y como ha denunciado el sector en los últimos meses.
El número total de viajeros que recibió Castilla y León en el undécimo mes se redujo hasta los 3.269, un 94,5 por ciento menos que en el mismo mes de 2019; mientras que en España bajó hasta los 300.454, un 86,7 por ciento. Por su parte, el número de pernoctaciones fue de 13.391, un 88,9 por ciento menos.
Con estos datos, la Comunidad pasa de ser líder del sector a ser la cuarta tanto por número de visitantes para turismo rural como por pernoctaciones, lo que evidencia el daño que ha hecho al sector el COVID-19, con dos aspectos que se suman: el temor del tradicional usuario y el cierre de fronteras entre territorios autonómicos, dado que los madrileños, principal mercado de Castilla y León en este tipo de alojamientos, registra en noviembre la cifra más alta de viajeros, con 8.092, y la segunda en pernoctaciones, con 15.831 (sólo por detrás de la Comunidad Valenciana, con un millar más). Esto permite intuir que el turista madrileño ha salido, pero siempre dentro de su autonomía.
Precisamente, ante las limitaciones de movilidad por la pandemia, el turismo nacional fue el gran protagonista en Castilla y León, ya que supuso el 98,3 por ciento de las pernoctaciones, con 13.152, frente a las 240 de extranjeros. Lo mismo ocurrió en el caso de los viajeros, que en un 97,2 por ciento fueron nacionales, con 3.176, frente a los 93 extranjeros.
Por otra parte, el número de establecimientos se reduce hasta los 2.675 con una oferta de plazas de 22.604, en los que se estima que trabajan unos 3.289 empleados, casi un millar menos que en octubre. El grado de ocupación por plaza fue del 1,97 por ciento mientras que los fines de semana se elevó ligeramente al 2,41 por ciento. A nivel nacional, los 12.879 alojamientos ofertaron 117.766 plazas atendidas por 17.006 empleados. En este caso, la ocupación media fue del 3,61 por ciento y los fines de semana del 5,6 por ciento.
Provincias
Por provincias, la caída casi catastrófica en las pernoctaciones fue generalizada, si bien se puede decir que Palencia salvó los muebles gracias a un descenso del 43,2 por ciento, hasta 2.868 noches, que no deja de ser pronunciado, pero es la mitad que el resto, que caen todas por encima del 80 por ciento. Las más acuciantes se dieron en Segovia, con un 97 por ciento, hasta las 649 pernoctaciones, y en Soria, con un 97,6 por ciento, con 314. Les siguen Burgos y Valladolid, con un 94,3 por ciento menos y 837 y 401 pernoctaciones, respectivamente; Zamora, con un descenso del 90,3 por ciento (985); León, con un 86,5 por ciento menos (1.433); Ávila, con un 84,3 (3.320); y Salamanca, con un 81,8 menos (2.344 pernoctaciones).
En cuanto al número de viajeros también se produjo una caída generalizada en todas las provincias. La mayor se dio en Soria, donde descendió un 98,9 por ciento hasta los 70 únicamente; un 97,2 por ciento en Segovia, con 328; un 96,2 por ciento en Burgos, hasta los 288; un 95,6 por ciento menos en Ávila (435 personas); un 93,7 en Valladolid (235); un 93 por ciento en Zamora (324); un 91,6 por ciento en León (455); un 90,1 por ciento en Salamanca (595); y un 82 por ciento en Palencia (446).