Como manda la tradición, las Alcaldesas de Zamarramala ‘toman’ el Alcázar y rememoran parte de la historia de la provincia de Segovia en la que fueron fundamentales.
Historia o leyenda
Cuenta la leyenda que, hallándose Segovia bajo dominio musulmán, en la víspera de un 5 de febrero, festividad de Santa Águeda, las mujeres casadas de Zamarramala decidieron vestirse con sus mejores ropajes y distraer a los moros que estaban en el Alcázar para así poder reconquistarlo.
Desde el castillo, los moros, embelesados, se acercaron a contemplarlas y fueron abandonando sus puestos de guardia.
Las zamarriegas entonaron entonces una copla para avisar a los mozos, que ya esperaban encaramados en los muros del Alcázar, de que ya podían entrar a reconquistarlo.
De este modo, el Alcázar volvió a manos de Alfonso VI, y el pequeño pueblo de Zamarramala, hoy barrio de Segovia pasó a formar parte de la historia de la fortaleza.
En cualquier caso, el Patronato del Alcázar colabora cada año en la fiesta de santa Águeda para mantener viva la tradición
– El segoviano que creó un importante museo nacional –
De este modo, este pasado jueves, tras la entrega del bastón de mando de manos del alcalde de Segovia, Sara Palomo Burgos y Mónica Arévalo López fueron recibidas en la fortaleza por el Teniente de Alcaide, Ángel Manuel Borao.
Allí, conversaron acerca de la fiesta de Santa Águeda en Zamarramala y de la especial vinculación que enlaza la historia de dicha celebración con la del Alcázar.