El profesor de Formación Profesional Jorge Miguel Soler Valencia ha presentado en Segovia su libro ‘Patrimonio industrial en Segovia’, en el que destaca que recoge “la tecnología popular” de la provincia. La publicación forma parte de la colección Segovia al Paso y cuenta con el apoyo de la Academia de San Quirce y la Diputación, instituciones que la patrocinan y editan, respectivamente.

Asegura el autor que su libro recoge el patrimonio de la tecnología popular, ya que en Segovia hubo una revolución industrial muy tímida. Así, presenta fábricas de achicoria o de harinas, o molinos de viento, uno en Cuéllar y dos en Villacastín, que son los menos en una provincia en la que abundan los hidráulicos ante la cercanía de la sierra.

El patrimonio industrial, según Soler, son «los restos materiales e inmateriales de las antiguas industrias». En Segovia abundan las alhóndigas o los depósitos de las materias primas y, en este sentido, citó el depósito de la Villa de Madrid, de la época de Carlos III, que se conserva también en Villacastín.

A lo largo de la publicación, el profesor de Formación Profesional va contando o haciendo una clasificación de ese patrimonio industrial. En primer lugar, esas industrias de la tecnología popular, donde entrarían también las pegueras, las fraguas tradicionales y los lagares. En un segundo apartado, incluye la Mesta y las primeras operaciones industriales de la lana, una industria «muy segoviana» en su opinión, ya que al pasar tres cañadas reales por Segovia «hay un conjunto de esquileos y lavaderos de lana que no existen en ningún otro sitio».

Dedica otro epígrafe a las llamadas Reales Fábricas, que tienen tres exponentes en Segovia: la Real Casa de la Moneda, la Real Fábrica de Cristales de La Granja y el Real Aserrío Mecánico de los Montes de Valsaín.