Es posible encontrar la Suiza española en un pueblo de Segovia. De hecho, así fue muy conocido, sobre todo, durante el pasado siglo XX por la calidad de su aire y su entorno.
Perteneciente al municipio de El Espinar, el pasado reciente del núcleo de San Rafael lo vincula como la Suiza española por su paisaje alpino, especialmente. También la hilera de casas antiguas recuerdan, de algún modo, al país europeo.
Además, no hay que olvidar que fue en San Rafael donde se abrió el primer sanatorio antituberculoso de España, en 1943.
Hoy en día, el aire que se respira en San Rafael sigue siendo de los más saludables. No en vano, está rodeado de un gran pinar, y ubicado en plena Sierra de Guadarrama.
Precisamente, su entorno natural es uno de los mayores atractivos de la zona, propicio para caminatas por el monte, descubrir la antigua mina de Wolframio o antiguos búnker de la guerra.
Los orígenes de San Rafael
San Rafael surge en el siglo XVIII, cuando Carlos III decide construir una vía de comunicación entre Madrid y La Granja de San Ildefonso. Se desarrolla exponencialmente en el siglo XIX. Y se convierte en un foco turístico de primer orden durante el siglo XX.
Son muchos los personajes históricos relevantes relacionados con San Rafael, bien de paso por la zona o con residencia permanente en el núcleo. Entre ellos, Rafael Alberti quien pasó largas temporadas debido a una afección pulmonar, en busca de aire puro. De hecho, el poeta dedicó un poema a San Rafael y en una de sus calles luce una placa en recuerdo de Alberti.
De paseo por San Rafael
El Ayuntamiento de El Espinar, al que pertenece San Rafael, invita a visitar este núcleo desde la plaza de Castilla, con su templete y quiosco. Cruzando la avenida del Alto del León, nos podemos detener a contemplar el monumento erigido en 1990 para conmemorar el bicentenario de San Rafael.
Desde allí, nos dirigimos al «hermoso paseo Rivera, flanqueado por longevos cedros, en el que se conservan antiguas y misteriosas villas». Precisamente, en el extremo oriental de este paseo se alza la reproducción en granito de una mira en homenaje a Rafael Alberti.
Pasear por el antiguo cordel de los Pastores es una delicia y, caminando algo más, llegamos a internarnos en el pinar.