La Subdelegación del Gobierno de Segovia niega problemas de saturación en el Centro Penitenciario de Perogordo, con una población reclusa que en los últimos dos años se ha mantenido constante entre los 450 y los 500 internos. A fecha de hoy, suman 479, y a esta cárcel sólo “son destinados penados de segundo grado de régimen ordinario”.
De esta forma laa Subdelegación salió al paso de las conclusiones del informe realizado por el sindicato C-SIF, en el que denuncia la llegada de reclusos con un perfil de alta peligrosidad, que comprometen la seguridad del centro. Desde la Subdelegación negaron también la existencia de problemas de seguridad. Así, afirman que el centro cuenta con sistemas “equivalentes a los del resto de España», y «a lo largo de los 17 años de funcionamiento no se ha producido ningún caso de intento de fuga, ni otras eventualidades”.
En este sentido, mostraron su conformidad y satisfacción con la labor que desarrollan los funcionarios de servicio interior, que “están en contacto permanente con los internos y trabajan para mantener la convivencia ordenada”. Esta labor diaria de los funcionarios permite mantener “un adecuado nivel de convivencia entre los internos”, y responder de forma eficaz ante cualquier conflicto, como el ocurrido en febrero, que obligó a un funcionario a interponerse “para que no continuara una pelea entre dos internos”.
La dirección de la cárcel reconoció que faltan por cubrir 32 puestos de funcionarios, 16 del área de vigilancia y otros 16 en áreas de servicios generales, lo que se solventará con el concurso de traslados que se encuentra en vías de resolución. Igualmente, la dirección de la cárcel, espera que el 1 de junio esté resuelta la contratación de la nueva empresa de mantenimiento, tras rescindirse el contrato con la anterior “por el incumplimiento de reponer a cinco trabajadores y otras obligaciones”.
Por último, desde la Subdelegación aseguraron que está solucionado el problema, detectado en abril, de la aparición de chinches en cinco celdas. Se aplicó el protocolo previsto que al no dar resultado en primera instancia con el lavado de la ropa, se optó por “una fumigación completa en todas las celdas del Módulo 3”, que permanecieron cerradas de nueve de la mañana a ocho de la tarde. Además se pintaron las celdas y se retiraron los cabeceros de la cama, “lugar de fácil, anidación de estos insectos”. tras esto, afirmaron que no se han vuelto a detectar nuevos casos de chinches.