Más de 100.000 controles se han realizado en Castilla y León para garantizar la seguridad alimentaria en el último año. Así lo explicó hoy el viceconsejero de Asistencia Sanitaria, Planificación y Resultados en Salud, Jesús García-Cruces, durante su intervención en la ‘Jornada de Seguridad Alimentaria’, organizada en el Campus de Segovia María Zambrano, en el marco de la Presidencia de España en el Consejo de la Unión Europea.
En el encuentro se debatieron diferentes aspectos que atañen “a uno de los pilares estratégicos que se ha marcado la Junta de Castilla y León para esta legislatura, como es la seguridad alimentaria”, destacó.
Además de las 100.000 actuaciones de control que se llevaron a cabo el año pasado en Castilla y León, se realizaron 3.000 acciones dentro de la Red de Alerta Rápida Alimentaria.
La red de control está formada por una plantilla de 610 veterinarios y farmacéuticos, así como una potente red de laboratorios de salud pública acreditados y dotados con el más moderno equipamiento y formación técnica que garantizan que los alimentos en esta Comunidad tienen las mejores condiciones de seguridad alimentaria e inocuidad.
García-Cruces destacó que en este camino se trabaja de la mano de las empresas agroalimentarias, que realizan fuertes autocontroles bajo la supervisión oficial siempre, para consolidar las garantías de seguridad alimentaria y la protección de la salud.
En Castilla y León hay 43.316 establecimientos de productos alimenticios, de los cuales más de 3.500 realizan procesos industriales de elaboración y fabricación. La seguridad alimentaria ocupa un lugar esencial en las políticas de la Junta, ya que es clave no solo para la Salud Pública, sino que tanto la sanidad animal como la sostenibilidad medioambiental dependen en buena medida del desarrollo de una estrategia sólida.
El desarrollo de la Jornada se dividió en tres tres bloques temáticos: el primero versó sobre la importancia del ‘Codex Alimentarius’ y su futuro en la seguridad alimentaria; el segundo giró en torno a la importancia del bienestar animal a la hora de alcanzar las más altas cotas de seguridad alimentaria; y el bloque final se centra en los controles que se llevan a cabo y el papel del consumidor en este aspecto.